Lo hizo en una misiva remitida al consejero de Cultura, Turismo y Deporte de la Comunidad de Madrid, Mariano de Paco, en la que subrayó que “el valor simbólico y la significación para la memoria cultural de nuestro país de un espacio como Velintonia es un hecho y ha guiado, hasta hoy mismo, todos los pasos de este Ministerio, tanto en las conversaciones mantenidas con la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Madrid, como con los familiares del poeta”.

En ese sentido, el titular de Cultura defendió actuar “con rigor y discreción” y puso de manifiesto que “siempre ha sido voluntad” del departamento que dirige “colaborar en la protección de Velintonia, respetando escrupulosamente las atribuciones y competencias de la administración autonómica en el ámbito de la gestión patrimonial, la voluntad expresa de los herederos y los plazos y resoluciones judiciales a los que se debe subordinar cualquier actuación por parte de esta cartera ministerial”.

Tras mencionar la resolución judicial antedicha que, a su juicio, “despeja el proceso de compraventa del inmueble y permite la incorporación del Ministerio de Cultura a esta nueva fase”, Urtasun trasladó a Mariano de Paco la voluntad de “avanzar en la propuesta ya expresada entre las tres administraciones interesadas, a saber, Comunidad de Madrid, Ayuntamiento de Madrid y Ministerio de Cultura”.

El ministro concluyó la carta manifestando su confianza en que “este ofrecimiento de adquisición conjunta del inmueble pueda dar una solución definitiva a esta larga negociación”.

La Comunidad de Madrid declaró el año pasado Bien de Interés Cultural (BIC) a Velintonia, la casa de Vicente Aleixandre, radicada en la calle que lleva el nombre del poeta en el madrileño distrito de Chamberí y que se encuentra en ruinas. De hecho, el Ejecutivo autonómico se ha quejado de la “falta de interés” de Urtasun por el inmueble.

Después de que la justicia haya tumbado la compra de Velintonia por parte de la Comunidad de Madrid, el Ministerio de Cultura ha trasladado su voluntad de emprender con aquella las conversaciones que auspicien la “adquisición conjunta” de este inmueble que fue un lugar de encuentro de buena parte de los intelectuales del siglo XX.