Unicef informó de que en España el 13,2% de los niños y niñas de 4 a 14 años estaba en riesgo de sufrir algún tipo de problema de salud mental, según la Encuesta Nacional de Salud de 2017. Y en 2021 se quitaron la vida 22 menores de 15 años, ocho más que el año anterior según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

El estudio de Unicef ‘Impacto de la tecnología en la adolescencia’ de 2021 destaca que el 15% de los niños y jóvenes de 11 a 18 años presentaba síntomas graves o moderadamente graves de depresión, mientras que la tasa de ideación suicida se situaba en el 10,8%.

Ante estos datos, Unicef España recordó los cinco ámbitos prioritarios para que las políticas públicas promuevan la salud mental y bienestar emocional de niños, niñas y adolescentes. Por una parte, la inversión, para reforzar la atención primaria, diseñar estrategias específicas para la atención de 0 a 18 años y para los colectivos en situación de exclusión o promover un enfoque más allá de lo sanitario; refuerzo del papel de los centros educativos, mediante la inclusión educativa, implementación adecuada de la figura del coordinador de Bienestar y Protección, formación al profesorado o mejora de las competencias digitales.

También el apoyo a las familias, con programas de parentalidad positiva y apoyo para que padres y cuidadores puedan cuidar la salud mental de sus hijos; acabar con el estigma y la discriminación, a través de campañas de salud pública o mejorando la calidad de los contenidos infantiles y adolescentes; y la necesidad de datos de calidad, desagregados y actualizados, para poder identificar las necesidades concretas de la infancia y poder reclamar los recursos adecuados.

La organización considera que la actual Presidencia española del Consejo de la Unión Europea supone también una oportunidad para que la futura Estrategia de Salud Mental Europea incluya un enfoque de derechos de infancia, algo para lo que Unicef España ha estado trabajando con el Ministerio de Sanidad y la Representación Permanente en Bruselas.