En la recepción del Rey, como jefe del Estado, al cuerpo diplomático acreditado en España, el Monarca destacó en su discurso ante los embajadores que "la crisis financiera y económica internacional pone de relieve la profunda interrerelación de nuestras economías, así como la necesidad de cooperar en su pronta recuperación".

"Todo ello para retornar cuanto antes una senda generalizada de crecimiento y empleo, manteniendo los esfuerzos de cooperación contra la pobreza", añadió el Rey, que también manifestó que "la grave crisis que desde hace semanas asuela Oriente Medio" concentra "nuestra atención".

Como ya hiciera en la Pascua Militar, declaró que esta situación "exige redoblar todos los esfuerzos diplomáticos necesarios para lograr un alto el fuego que ponga fin, cuanto antes, a la situación de violencia y sufrimiento en la zona".

Por otra parte, don Juan Carlos tuvo palabras para la próxima investidura, el día 20 de enero, del senador Barack Obama como presidente de Estados Unidos, "un gran país amigo, socio y aliado, con el que queremos continuar profundizando e impulsando nuestras relaciones en unos tiempos marcados por una exigencia de cooperación en diversos frentes, en los que las relaciones transatlánticas cobran una renovada importancia".

Además, el monarca repasó los puntos claves de la política exterior de España y apuntó que "desde ahora, la preparación de la Presidencia española de la Unión Europea en 2010 concentrará nuestros mejores esfuerzos. Para entonces, esperamos contar con el nuevo Tratado de Lisboa y poder aprovechar su potencial".

El Rey, acompañado por la Reina y los Príncipes de Asturias, así como por el presidente del Gobierno y el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, saludó a unas 300 personas, en su mayoría embajadores, que acudían en representación de los países e instituciones internacionales que tienen sede en España.

Por su parte, el Nuncio del Vaticano, que habló en nombre de todos los embajadores por ser el decano del cuerpo diplomático, Manuel Monteiro de Castro, alabó que la Familia Real siempre es "cercana y -está- dispuesta a la solidaridad tanto personal como institucional". Prueba de ello, añadió, es su "intensa actividad en el extranjero" con "numerosos viajes" y "muchas y sustanciales gestiones, realizadas con eficacia y brillantez".

Además, monseñor Monteiro de Castro resaltó que hay que actuar con "fuerte solidaridad global" contra la crisis y elaborar un "código de ética común" cuyas normas no sólo sean parte del pueblo sino también de la "ley natural y la conciencia" del ser humano.

Durante el besamanos hubo algunas escenas curiosas como el embajador de Cuba en España, tras presentarse a la Familia Real, también se acercó a saludar a Miguel Ángel Moratinos, rompiendo el protocolo, pero sin hacer lo mismo con el presidente del Gobierno que estaba junto al ministro de Exteriores.

Precisamente, Moratinos y Rodríguez Zapatero estuvieron gran parte del tiempo que duró el besamanos intercambiando impresiones. También destacó el sobrio saludo del embajador de Israel, Rafael Schultz, al Rey, en contraste con las muestras de cariño que dio al monarca el delegado general de Palestina en España, Musa Amer Odeh.

Don Juan Carlos también respondió con un gesto entrañable al embajador de EEUU, Eduardo Aguirre, quien próximamente, el 20 de enero, abandonará el cargo y regresará a su país.

Además del cuerpo diplomático o representantes de instituciones internacionales, en esta recepción oficial, también desfiló ante los Reyes y los Príncipes toda la cúpula del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, con algunas ausencias por motivos de agenda.