Según Jeffrey Dawson, que ha liderado la investigación, aunque en los primeros estadios de la enfermedad los pacientes pueden seguir desarrollando con normalidad la mayoría de actividades de su vida cotidiana, la conducción parece verse más afectada.

Dawson y su equipo compararon las habilidades al volante de 115 personas mayores sanas con las de 40 que experimentaban los primeros síntomas de la dolencia.

Ambos grupos realizaron exámenes para evaluar sus reflejos, campo visual y capacidad de reacción y una prueba de conducción por carretera y ciudad en la que recorrieron un total de 56 kilómetros utilizando el mismo tipo de vehículo, y durante la que se grabaron con microcámaras de vídeo sus movimientos de cabeza y ojos y el uso de acelerador y freno.

Entre los miembros del primer grupo se registró una media de 33 fallos que afectaban a la seguridad de la conducción, frente a 42 entre los del segundo.

La dificultad para mantenerse en el carril o realizar giros, especialmente a la izquierda, detenerse sin motivo o en semáforos en verde y un menor control del volante y freno fueron los errores más frecuentes entre los conductores con alzhéimer.

Los autores de la investigación esperan que los hallazgos permitan diseñar dispositivos que alerten a estos conductores en dichas situaciones y que se desarrollen protocolos dirigidos a pacientes con los primeros síntomas de la dolencia con el fin de evaluar su capacidad para seguir conduciendo.