En estos términos se expresó el portavoz nacional y vicesecretario de Cultura del PP, Borja Sémper, en la rueda de prensa posterior al Comité de Dirección de su partido, en la que defendió que la sanidad catalana “necesita probablemente de más eficacia y más garantías”, y no de política lingüística.

En este sentido, señaló que el problema de la sanidad catalana no reside en que se hable “un idioma determinado u otro”, y advirtió de que pierde una “oportunidad” si desecha a “profesionales de primer nivel” solo porque se expresan en castellano.

“Por experiencia propia, le digo que a un enfermo lo que quiere es que le curen, no que le hablen en un idioma determinado”, afirmó el diputado vasco. “Es una verdadera vergüenza lo que estamos viendo y es inaceptable, porque al final la ortodoxia perjudica al ciudadano y, singularmente, a los enfermos”.

Según detalló la Generalitat de Cataluña en respuesta a una pregunta por escrito de Junts, se presentaron ante el Departamento de Salud 202 quejas “relacionadas con la falta de atención lingüística en catalán” en 2023, una cifra que ascendió a 206 el año pasado.