El embajador colombiano, que participó en una mesa redonda sobre "Narcotráfico y países desarrollados", considera que debe ser la comunidad internacional la que busque otras soluciones efectivas para luchar contra el tráfico de drogas.

Jaramillo basa estas alternativas en el apoyo a las economías de los países productores, con el fin de sustituir los cultivos de hoja de coca y fiscalizar los "precursores", transformdores de la hoja en droga.

"El coste que ha pagado Colombia en la lucha contra el narcotráfico no lo ha pagado nadie", dijo el embajador, quien considera que "se equivocan los miembros del Gobierno colombiano que creen que existe una correlación entre represión y efectividad".

En opinión de Jaramillo, aunque la droga ha deteriorado la vida política, social y económica de Colombia, ha sido el poder judicial quien ha resultado más afectado.

"Mientras haya demanda de cocaína", dijo, "es imposibe que los países pequeños puedan ganar la lucha contra el narcotráfico". Insistió en que su país ha invertido en la lucha contra los "cárteles" 1.000 millones de dólares al año, la misma cantidad que ingresan los narcotraficantes.

El embajador colombiano insistió en que los beneficios de la droga no favorecen en nada al país y desfiguran las relaciones económicas a largo plazo, ya que los "narcos" reinvierten en las plantaciones y en otras actividades no productivas, como la comercialización de vehícuos o explotaciones ganaderas.

Finalmente, William Jaramillo, añadió que la política practicada por Estados Unidos, basada en atacar la oferta de la coca para elevar los precios, puede ser una solución para acabar con este problema.