CATALUÑA

PIQUÉ SUGIERE QUE NO RESPALDARÁ LA INVESTIDURA DE MAS SIN POSIBILIDAD DE APLICAR SU PROGRAMA DESDE EL GOBIERNO

- Denuncia que en los últimos años se ha construido "a pulso" la imagen de Cataluña "antipática" e "insolidaria"

MADRID
SERVIMEDIA

El presidente del PP de Cataluña y candidato a la Presidencia de la Generalitat, Josep Piqué, sugirió hoy que no respaldará una posible investidura del líder de CiU, Artur Mas, sin un mecanismo que le permita aplicar su programa político, aunque sea "parcialmente".

Durante su participación en el Fórum Europa, organizado por Nueva Economía Fórum, Piqué constató que la victoria del PP por mayoría absoluta en las próximas elecciones autonómicas "no es una hipótesis plausible" a corto plazo, como tampoco lo es una victoria aplastante de ninguna otra fuerza.

Constató también que su aproximación más probable es con CiU, entre otras cosas porque atrás quedaron ocho años de colaboración parlamentaria en Cataluña, aunque los dirigentes nacionalistas "ahora parece que no se acuerdan".

Precisó, sin embargo, que no ha lanzado ninguna oferta y que su meta es aplicar su programa desde la Presidencia de la Generalitat. Ante la evidencia de que tras las elecciones habrá que "hacer números", dejó claro su punto de partida: "Nosotros, cheques en blanco, para nada".

"Sólo disposición a participar en responsabilidades de Gobierno y podemos aplicar, por lo menos parcialmente, nuestro programa", dijo. En consecuencia, añadió, la alternativa es participar en el Ejecutivo o hacer la labor de la oposición.

Piqué expuso las líneas generales de su propuesta electoral, basadas en la necesidad de paliar el "divorcio" entre políticos y sociedad que se ha registrado en la Cataluña de los últimos años.

En su opinión, esa separación se ha debido a un exceso de debates conceptuales "estériles" que han dejado de lado los problemas reales de los ciudadanos y que llegaron a un punto culminante con el Pacto del Tinell, con el que nació el tripartito.

LA INMIGRACIÓN, UNA DE LAS PRIORIDADES

Se refirió a ese pacto como "una especie de pecado original que acabó mal", con un adelanto electoral y con el presidente de la Generalitat "defenestrado a través de un golpe de Estado por su propio partido".

Esos problemas de los catalanes dejados de lado son los que Piqué situó en el eje central de su programa: gestión de la inmigración, seguridad ciudadana, vivienda y problemas económicos en un sentido amplio.

Especial atención dedicó a la inmigración, para reclamar rigor en la gestión de un asunto complejo, que debe ser abordado "sin la frivolidad y la irresponsabilidad" que, en su opinión, destila el actual Gobierno central.

Piqué sentenció que el "efecto llamada" de las regularizaciones masivas "está siendo brutal", y abogó por aplicar el régimen sancionador de la Ley de Extranjería, y ligar los flujos migratorios a la capacidad de integración y de inserción en el mercado laboral.

Pese a coincidir con el Gobierno en la necesidad de una política integral de la Unión Europea y de una colaboración entre los distintos niveles de la administración, Piqué reclamó una rectificación de la política "buenista" antes de pedir ayuda.

"El Gobierno tiene que asumir sus errores y rectificar, y en función de eso siempre tendrá la responsabilidad del PP". "Tal y como está ahora la situación, lo que no puede pretender de ninguna manera es endosarnos su fracaso. Primero que diga que lo ha hecho muy mal y luego veremos qué podemos hacer", espetó.

Al hablar de la gestión de la inmigración, Piqué alertó de la necesidad de ser rigurosos, entre otras cosas para impedir que posibles representantes de extrema derecha intenten aumentar su espacio político aprovechando de forma demagógica el temor de los ciudadanos.

Denunció también la "dinámica disparatada" iniciada al incluir en el Estatuto el compromiso de inversiones estatales, porque en caso de que otras comunidades lo imitaran acabaría por no cuadrar "el sudoku" de los Presupuestos Generales del que habló el vicepresidente segundo, Pedro Solbes.

En contra de las supuestas intenciones de Montilla y de lo que ha hecho CiU en sus años de Gobierno, Piqué aseguró que el PP bajará impuestos y tratará de aclarar la "total confusión" generada en torno a lo que supondrán realmente las inversiones del Estado.

CATALUÑA CON ESPAÑA

Todo ello, dijo Piqué, es compatible con defender una idea de España acorde con la del conjunto del PP y que se refleja en una Cataluña "integradora, convivencial, tolerante, abierta, proyectada al exterior, que sabe que España es una extraordinaria plataforma, si no nos lo acaban estropeando desde el Gobierno".

Esa idea se contrapone a la Cataluña "profundamente antipática, manifiestamente insolidaria, cerrada en sí misma, reduccionista", que se ha construido en los últimos años. "Nunca como ahora habíamos tenido peor imagen pero nos lo hemos ganado a pulso" con polémicas como la generada en torno al pregón en castellano de Elvira Lindo en las fiestas de Barcelona.

Piqué defendió su programa y aseguró, además, que no hay contradicción entre ejercer responsabilidades de Gobierno y hacerlo con un marco legal, el Estatuto, que no se ha compartido pero que es "el legítimamente vigente".

Precisó, no obstante, que su aproximación a los aspectos intervencionistas sería "liberal", siempre a la espera de que el Tribunal Constitucional resuelva el recurso presentado por el PP, lo antes posible pero sin precipitaciones.

Josep Piqué no quiso desvelar cómo le convenció Mariano Rajoy para no abandonar la dirección del partido en Cataluña, y se limitó a asegurar que tiene "más ganas de batallar que nunca", y que su compromiso político es, por definición, "indefinido" en el tiempo.

(SERVIMEDIA)
03 Oct 2006
L