Paulos Faraj Rahho fue secuestrado el 29 de febrero, cuando su coche fue interceptado a la salida de una iglesia y su conductor y sus dos acompañantes, asesinados.

Según una nota de prensa de Mensajeros de la Paz, el padre Ángel, que acompañó a los familiares de los asesinados, ha hecho un llamamiento desde Erbil para exigir la liberación del arzobispo, que además es amigo suyo.

Se da la circunstancia de que Mensajeros de la Paz colabora desde hace más de cuatro años con la obra social de las diócesis de Mosul a través de donaciones y envío de material humanitario y medicamentos.

Además, en marzo de 2005, el arzobispo secuestrado visitó España invitado por el padre Ángel, con el fin de hacer un llamamiento por la paz y reconciliación de su pueblo,

El padre Ángel confía en que los secuestradores renuncien al rescate solicitado, más de un 1.200.000 euros, y "liberen por motivos humanitarios al arzobispo de Mosul, un hombre de fe, no de política, que además está enfermo".

OTRA MISIÓN

Cuando se produjo el secuestro, el padre Ángel se encontraba en Iraq preparando el traslado a España, para su posterior tratamiento médico, de cinco iraquíes enfermos.

Se trata de niños, Mohamed, de 9 años que presenta una enfermedad neuronal que le produce parálisis progresiva; Ahmed, de 5 años, con una malformación congénita en el aparato urinario; y Khaled, de año y medio, con un tumor en la cara.

Además, en el grupo viajan Sinán, de niña de 15 años, que padece una cardiopatía, y Hassiba, una mujer de 30 años que sufrió terribles quemaduras como consecuencia de una explosión que le quemó la cara y el dorso de las manos.

El padre Ángel acompañará a los enfermos en su viaje a España el próximo miércoles, 5 de marzo. Si para entonces el secuestro del arzobispo de Mosul no estuviera solucionado, volvería después a Iraq para seguir pidiendo y colaborando en su liberación.

Los niños de este grupo vivirán en la Casa de la Paz, ubicada en la localidad madrileña de Morata de Tajuña y abierta recientemente por la Asociación Mensajeros de la Paz para acoger a menores heridos a causa de conflictos bélicos.

En la Casa de la Paz se presta a los niños y sus acompañantes (generalmente sus madres), alojamiento y manutención en los casos que no requieren hospitalización, tanto antes como después de las intervenciones.

Asimismo, reciben una continua atención en todos los aspectos relacionados con su tratamiento médico, así como apoyo material, social y psicológico. Junto a las visitas médicas y tratamientos, los niños realizan, en la medida de sus posibilidades, actividades lúdicas y educativas.