Tribunales

El 'número dos' de Villarejo niega ilegalidades y asegura que los excesos verbales del comisario eran “marketing”

MADRID
SERVIMEDIA

Rafael Redondo, el que fuera socio del comisario jubilado José Manuel Villarejo y 'número dos' de la empresa Cenyt, a través de la cual realizaban trabajos para empresas y particulares, negó este lunes que para dar cumplimento a esos encargos incurrieran en ilegalidad alguna. En concreto, se refería al espionaje por encargo de un bufete de abogados de otro despacho competidor, en la llamada pieza ‘Iron’ de la macrocausa ‘Tándem’ que se juzga en la Audiencia Nacional.

En relación con las numerosas conversaciones comprometedoras que han quedado grabadas en las que Villarejo hablaba de espionaje al margen del control judicial y de su capacidad de influencia en la Policía, dijo que se trataba de puro “marketing” para impresionar a los clientes.

La Fiscalía pide para Redondo un total de 102 años de cárcel en este juicio en el que se someten a escrutinio las piezas ‘Iron’, ‘Land’ y ‘Pintor’ por los presuntos delitos de cohecho, descubrimiento y revelación de secretos, falsedad en documento mercantil y extorsión en grado de conspiración.

El interrogatorio estaba relacionado esta jornada con el encargo hecho por el bufete Herrero & Asociados entre 2013 y 2014 para espiar y recopilar datos sobre el despacho Balder, fundado por extrabajadores del primero y de los que sospechaban que les habían arrebatado clientes y su base de datos, para poder acudir a los tribunales.

Redondo aseguró que en Cenyt era director de los servicios jurídicos y que nunca intervino en lo relacionado con las tareas operativas de la empresa. En este caso, explicó, se limitó a preparar la denuncia contra el despacho Balder y conducir el procedimiento judicial, pero sin intervenir en ningún caso en la obtención de información o pruebas.

De las reuniones que mantuvieron con los responsables de Herrero & Asociados quedó constancia en grabaciones que le fueron incautadas por la Policía a Villarejo en diversos registros. En ellas reconocía que la obtención de determinadas informaciones eran claramente ilegales y presumía de ello ante sus clientes, a los que también aseguraba que gracias a su influencia en la Policía, la investigación de los hechos sería ágil.

Preguntado por el fiscal a cerca de estas grabaciones, Redondo tiró balones fuera, asumió que esas afirmaciones de Villarejo eran generalmente “tonterías” y aseguró que empleaba esos términos para impresionar a sus clientes y como estrategia de “marketing” para venderles sus servicios. Admitió que nunca le contradijo en esas ocasiones porque “no estaba en esas reuniones para discutirle”.

El que fuera 'mano derecha' de Villarejo llegó a decir que el comisario jubilado no tenía en realidad capacidad para hacer algunas cosas que ofrecía y aseveró que sus palabras se pueden entender como verdaderas “fanfarronerías”, aunque él les llamaba “marketing”. También admitió que alardeaba con frecuencia de haber sido policía, aunque siempre dejaba claro que ya no estaba vinculado al cuerpo.

Al igual que Villarejo, la defensa de Redondo pidió invalidar las conversaciones grabadas y los papeles intervenidos durante los registros policiales porque entiende también que no se ha garantizado la cadena de custodia y que podrían ser pruebas manipuladas.

(SERVIMEDIA)
24 Ene 2022
SGR/clc