Ciencia

Los neandertales prosperaron en climas extremos gracias a su tórax

- Según un estudio del MNCN y la Universidad Complutense de Madrid

MADRID
SERVIMEDIA

El tórax de los neandertales refleja una versatilidad física que fue clave para el éxito de esta especie en entornos diversos y que va más allá de una adaptación a climas fríos.

Esa es la principal conclusión de un estudio realizado por investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (MNCN-CSIC) y la Universidad Complutense de Madrid (UCM), y publicado en la revista ‘Journal of Human Evolution’.

El estudio se basa en el análisis y reconstrucción del tórax de los fósiles de dos individuos que habitaron el levante mediterráneo hace entre 50.000 y 60.000 años: Shanidar 3 y Kebara 2. Los datos recabados permiten desentrañar parte de los procesos evolutivos de esta especie.

Aunque la mayor parte del debate en torno a los neandertales trata sobre las posibles causas de su extinción, existe otra incógnita: su anatomía. No obstante, tenían cuerpos más robustos, aparentemente de menor estatura, pero una mayor masa ósea y muscular que los Homo sapiens.

Esas características se han atribuido de forma clásica a una potencial adaptación a climas fríos, ya que es mucho más sencillo retener el calor cuando la superficie expuesta al ambiente es relativamente menor que el volumen que el propio cuerpo ocupa. Esta idea se cuestiona en el nuevo trabajo.

La investigación está basada en la restauración y reconstrucción de la caja torácica de un fósil Neandertal conocido como Shanidar 3. La elección tanto de la unidad anatómica como del individuo de estudio no es casual. Por su posición en el esqueleto y su estructura tridimensional, la caja torácica ofrece mucha información sobre las proporciones corporales de los individuos.

Por desgracia, la gran cantidad de huesos que la conforman, 12 vértebras y 24 costillas, hacen complicada su conservación en el registro fósil y, por ello, su estudio.

FORMA DE CAMPANA

Hallado en el yacimiento homónimo iraquí y datado con una antigüedad aproximada de 50.000 años, el esqueleto de Shanidar 3 está excepcionalmente conservado. “Las proporciones torácicas de este fósil son similares a las vistas en la única caja torácica neandertal completa reconstruida hasta la fecha: Kebara 2. Encontrado en la cueva homónima de Israel y datado en torno a 58.000 años, es el fósil que define la anatomía torácica de este linaje”, indica José María López-Rey, del MNCN-CSIC.

López-Rey añade: “A diferencia de las cajas torácicas sapiens, aplanadas y de forma globular, las de estos dos individuos son profundas, con un dilatado tórax inferior y forma de campana. Esto contribuiría a aportar la típica morfología robusta asociada al cuerpo neandertal, pero ¿realmente su finalidad era retener calor?”.

Tanto Shanidar 3 como Kebara 2 habitaron áreas del Levante mediterráneo hace 50.000-60.000 años. Para entonces, y al contrario que en la gélida Europa, las temperaturas levantinas eran cálidas, similares a las actuales.

“Es posible que la anatomía torácica neandertal fuera más generalista de lo que se pensaba. Que fuera beneficioso en climas fríos no exime que pudiera ser óptimo también en ambientes más cálidos”, apunta López-Rey.

Según investigaciones previas, es posible que la finalidad del gran tórax neandertal no estuviera ligada a la termorregulación. De hecho, una mejor retención del calor podría ser un efecto secundario de un tórax adaptado a una mayor capacidad pulmonar con la que mantener el metabolismo basal de un cuerpo tan robusto.

“A día de hoy, se desconoce siquiera si el tórax neandertal responde a un proceso selectivo o no. De hecho, no se han encontrado semejanzas morfológicas relevantes entre la caja torácica neandertal y la perteneciente a otros homininos más primitivos, como Homo erectus”, según Daniel García-Martínez, investigador de la UCM.

EVOLUCIÓN DE UN LINAJE

Los genes en una población cambian a lo largo del tiempo de manera aleatoria. Esto puede darse principalmente por dos principales motivos: el efecto fundador, cuando una nueva población se establece a partir de un pequeño grupo de individuos, o por el efecto cuello de botella, cuando una población experimenta una drástica reducción de su tamaño, disminuyendo la diversidad genética.

“Si asumimos que no había una finalidad evolutiva concreta, cualquiera de estos dos procesos podría haber llevado a que los neandertales presentaran su característico tórax campaniforme”, recalca Markus Bastir, del MNCN-CSIC, quien concluye: “Los resultados de la investigación aquí tratada contribuyen significativamente a completar el puzle de nuestra comprensión sobre la evolución de los Neandertales y sus adaptaciones morfológicas”.

(SERVIMEDIA)
25 Feb 2025
MGR/gja