Tras concentrarse ante la sede del Ministerio de Cultura, en la Plaza del Rey, una comisión de la Plataforma de la Cultura mantuvo una reunión de diez minutos con el ministro Solé Tura, para entregarle un ejemplar del Manifiesto elaborado entre todos los sectores.

Al finalizar la reunión, que Solé Tura calificó de "cordial y civilizada",el ministro reiteró en rueda de prensa su apoyo a las reivindicaciones del Manifiesto, aunque resaltó que hay otros "sujetos pasivos de esas demandas que también se deben dar por aludidos".

Este talante de diálogo no se repitió en la sede de la Comunidad Autónoma de Madrid, donde la comisión de la Plataforma no pudo reunirse con el presidente del Ejecutivo regional, Joaquín Leguina, ni tampoco en el Ayuntamiento de Madrid, donde la policía comunicó a los manifestantes que el alcalde, José María Alvare del Manzano, estaba ausente.

Los portavoces de la Plataforma de la Cultura decidieron no entregar el Manifiesto en ninguno de los dos lugares y acordaron elaborar un comunicado para expresar su indignación por la "falta de interés" de los máximos representantes regional y municipal.

Los ánimos de los manifestantes se caldearon al conocer la incomparecencia de Leguina, y más tarde la de Alvarez del Manzano, y corearon gritos como "somos artistas, no terroristas", ante la presencia policial para ipedirles el acceso a los edificios.

RECORTE PRESUPUESTARIO

Una de las principales quejas de la Plataforma es el recorte que ha sufrido el ministerio en los últimos Presupuestos Generales del Estado, aunque, según el ministro, "de los 2.500 millones de reducción inicial, ahora es posible que se quede igualado a la partida del presente ejercicio, que fue de 55.000 millones".

En su opinión, las demandas de los colectivos que se manifestaron hoy "son justas, pero el ministerio no puede dar solucions mágicas ni resolver la crisis sólo con medidas proteccionistas".

En un comunicado oficial, el portavoz del PP en la Comisión de Cultura del Congreso, Miguel Angel Cortés, señaló que la manifestación de hoy tiene su raíz en la crisis profunda de la política cultural socialista y criticó a Solé Tura por solidarizarse con esta protesta, "que es contra su propia actuación".

"UN GRITO AL GOBIERNO"

El actor Francisco Rabal, que consideró que la manifestación es "un grito en la oreja del Gobierno", xpresó a Servimedia su extrañeza por el hecho de "que un partido socialista se porte de esa forma tan poco edificante en el reparto de los fondos para la cultura".

Por su parte, Juan Echanove resaltó al comienzo de la manifestación que la Administración central tiene cierta tendencia a desentenderse de los problemas del sector del cine y el teatro, "y algunos deberían recordar huelgas anteriores, como la de 1975, provocadas por una política represiva".

Solé Tura aseguró que su departamento "tieneque estar de acuerdo con la petición de mayores medios para la cultura, pero como parte del Gobiernosomos solidarios con la opción presupuestaria global".

"Mañana en el Consejo de Ministros se debatirá y, probablemente, se aprobará el anteproyecto de reforma de la actual Ley de Propiedad Intelectual, elaborado por este ministerio", señaló Solé Tura.

PROYECCION EXTERIOR EN EL 92

En cuanto a la protesta por la organización de "grandes fastos" para 1992 en lugar de dedicarlos a fomentar la cultua de base, Solé Tura manifestó que esa priorización responde a la perspectiva de proyección internacional de nuestro país y, en consecuencia, de expansión de nuestra propia actividad cultural.

Se mostró abierto a abrir un diálogo en profundidad con todos los sectores de la cultura, para estudiar con calma las propuestas y los argumentos de una y otra parte, en un proceso de discusión que comenzará con una reunión prevista para la próxima semana.

Por lo que se refiere a la política teatral, Solé Tra explicó que su ministerio está llevando a cabo un plan de reconstrucción de setenta auditorios en toda España, de los que cincuenta ya están concluidos, "para así hacer posible que en nuestro país se pueda representar más, porque lo que no había era dónde"

También reconoció la necesidad de un apoyo por parte de los organismos públicos al mundo de la cultura, porque, según dijo, "en Europa occidental no hay un sólo país que funcione exclusivamente con la iniciativa privada; en todos hay subvenciones.

EL PAPEL DE LAS TELEVISIONES

Particular preocupación le merece al ministro la crisis generada en la industria cinematográfica española por la mala situación económica de RTVE, que incumplió súbitamente su compromiso de compra de derechos de exhibición.

"De todas formas, no es sólo problema de RTVE, sino que los canales autonómicos y los privados tienen también su parte de responsabilidad", dijo Solé Tura, "ya que está demostrado que en Europa las películas no se amortizan sólo con su proyeccin en salas comerciales, sino que dependen de su difusión en televisión".

En su opinión, el futuro está en las coproducciones entre varios países europeos, como es el caso de "Colón", de Ridley Scott, que será el primer caso de película enteramente financiada en el continente.

CANSADOS DE BUENAS PALABRAS

La actriz María Barranco señaló a Servimedia que "esta manifestación sirve para demostrar que entre los profesionales de la cultura hay más solidaridad y compañerismo del que muchos se creen, peo después de las buenas palabras del ministro habrá que ver qué pasa, porque también te cansas de que te den mimos en el hombro y no se reparta el turrón".

Juan Diego afirmó que "deberíamos prohibirles a todos los políticos que utilizasen la palabra 'cultura' si tienen una actuación tan nefasta", y consideró "una falacia" las buenas intenciones de Solé Tura, "porque no se corresponden con los hechos, que no dinamizan en absoluto la actual situación".

"No podemos seguir haciendo de comparsas de Euopa, disfrazándonos de capital de la cultura. La cultura está en estos momentos en la UVI, y si quieren hacer algo para arreglarlo se tienen que dar prisa y dejarse de historias", apuntó Juan Diego.

Antonio Gutiérrez, secretario general de CCOO, se sumó a la movilización, porque coincide con las que protagonizan otros trabajadores contra una política industrial inexistente, lo mismo que hay que exigir que haya una política cultural española, en lugar de tener que importarla.

La anécdota curiosa l protagonizaron los representantes de talleres de chapa y pintura que estaban realizando una protesta ante el Ayuntamiento cuando llegó la manifestación cultural, a la que se sumaron, "porque nosotros somos también artesanos", según afirmó uno de sus portavoces.