Ibarra, que compareció ante la Comisión de Justicia e Interior de la Cámara regional para dar su opinión sobre la existencia de este tipo de grupos en la Comunidad de Madrid, defendió "una mayor especialización de la policía" para combatir este tipo de colectivos violentos y afirmó que "necesitamos una unidad que tenga capacidad de intervenir, incluso anivel nacional".

Señaló que esas unidades policiales especializadas en grupos racistas deberían contar con agentes capaces de infiltrarse en estas asociaciones.

Ibarra propuso también la conveniencia de contar con una fiscalía especializada en estos asuntos, igual que existe para tratar específicamente los temas de medio ambiente o la lucha contra el narcotráfico.

"Necesitamos una fiscalía, como existe en otros países, que pueda entender de crímenes de odio", indicó Ibarra, antes de destacar la importancia de conocer el motivo de algunos asesinatos de, por ejemplo, mendigos o indigentes.

Explicó que es casi imposible saber cuántos crímenes de odio por cuestiones étnicas, religiosas o ideológicas se producen, ya que "no tenemos legislación ni estadísticas. Preguntamos a Interior y no saben".

"En los atestados policiales no se pregunta la motivación ni el por qué de una paliza a un indigente", destacó Ibarra, que aclaró que "no pedimos grandes reformas en el Código Penal, quizá mejorarlo un poco y que se aproveche lo que hay para no dejar espacios de impunidad".

Recordó que la primera vez que se ha reconocido un crimen de odio ha sido recientemente en el juicio por el asesinato de un mendigo en la calle Santa María de la Cabeza, y porque "hemos insistido en la pregunta '¿por qué se mató al mendigo?'".

Ibarra manifestó que "falta sensibilidad y existe un ámbito de tolerancia tácita en la justicia y en la seguridad. Hay tendencia a quitar importancia" a estas actuaciones violentas porque "son chavales".

Explicó que su organización, el Movimiento contra la Intolerancia, ha atendido a padres de hijos skin o neonazis que "vienen a vernos para recuperar a sus chicos de 13 ó 14 años" que entran en estos grupos.

"Están desesperados y, en algunos casos, han tenido que denunciar a sus hijos por reventarles la casa, o sacarles la navaja. El padre para estos chicos es la Inquisición", explicó.

El presidente del Movimiento contra la Intolerancia aseguró que hay "datos preocupantes que revelan un crecimiento de la xenofobia y de la actividad de grupos ultras, antidemocráticos yracistas", y recordó que el CIS advertía a principios de año de la multiplicación por cuatro del rechazo a la inmigración desde 1996.

Tras señalar que el rechazo a estos colectivos se sitúa, según el CIS, en un 32%, dio datos sobre la actividad militante racista y destacó que en la actualidad hay más de un centenar de páginas web en Internet de estos grupos, mientras que a mediados de los años 90 sólo había una.

Citó los grupos ultras de los campos de fútbol y los conciertos racistas clandestinos, antes de afirmar que "nos llama la atención que el delito de asociación ilícita no se esté abordando con una mayor intensidad".

Ibarra informó de que no hay ningún núcleo urbano de Madrid en el que no existan esos grupos que, a su juicio, "explotan el rechazo a la inmigración, el ultranacionalismo y, sobre todo, una práctica del uso de la violencia para establecer una relación de dominio en un territorio concreto".

Tras poner de manifiesto que "este asociacionismo es ilícito", mostró su preocupación por el hecho de que no está siendo aplicada la ley a estos grupos "con la debida contundencia o el rigor debido, y tiene que ser la iniciativa ciudadana la que lo requiera".

Por último, explicó que, además de la existencia del racismo militante, hay "otro tipo de xenofobia que actúa de otra manera, aprovechando ciertas condiciones de legalidad, como son organizaciones políticas que no levantan la bandera del racismo pero tienen la inmigración en su punto de mira".