Tanto la OMC como estas sociedades científicas aseguran que si no se da una salida adecuada a esta crisis "de proporciones excesivas, se menoscabará gravemente la confianza y credibilidad de los profesionales y del sistema sanitario" y los pacientes serán los más perjudicados.

Solicitan a los medios de comunicación que, "sin vulnerar el derecho a la información, tengan en consideración los pricipios éticos básicos imprescindibles para abordar este problema".

Asimismo, recuerdan que la sedación terminal "es un procedimiento bien definido, aceptable ética y jurídicamente, y que, debidamente practicada, es una medida recomendable en situaciones de enfermedad terminal. No hay ninguna relación entre la sedación terminal y la eutanasia".

También recalcan que "la sobrecarga asistencial que sufren los servicios de urgencia, la escasez de recursos humanos, los espacios insuficientes e inapropiados, así como la excesiva demora en ingresar en sus respectivos servicios a los pacientes que acuden a urgencias hace que no se puedan atender debidamente".

Por último, las entidades que suscriben esta declaración "se comprometen a elaborar conjuntamente propuestas que contribuyan a mejorar la calidad de atención de los enfermos terminales en nuestro país, así como desarrollar medidas y programas de cuidados paliativos y de atención geriátrica especializada que den una respuesta profesional a las necesidades de los enfermos y de los familiares y que generen confianza en la sociedad".