"El atentado se produjo por parte de quienes propugnaban un ataque al desarrollo democrático, pero en realidad no iba contra nosotros, a quien realmente no conocían, sino contra cualquiera, lo que quiere decir que realmente se iba contra el pueblo", idicó Sarabia.

A su juicio, "si bien no fue algo definitivo para el cambio que en aquella época se estaba fraguando en España, sí que contribuyó considerable y positivamente a impulsarlo. Dentro de lo terrible, fue un hecho positivo que ayudó a la formación de la democracia y las libertades formales que actualmente tenemos".

Precisó que tanto las víctimas como los supervivientes del atentado albergaban el ideal de una sociedad en que se defendieran los derechos humanos. "Quienes fallecieron en él enían un ideal de pensamientos puros. Era gente que tenía la ilusión de llevar adelante sus proyectos para salvar la vida del absurdo", recordó.

Respecto a las secuelas personales que deja un hecho de estas características, Sarabia aseguró que continuó trabajando normalmente después de lo ocurrido, aunque recalcó que algo como aquéllo no se olvida: "Sentimos la necesidad de mantener ese recuerdo, pero un recuerdo vigilante, que nos permita hacer todo lo posible para que no vuelva a ocurrir", indicó. Quiso dejar claro que el comportamiento de la sociedad española hacia él ha sido el adecuado y que no tiene nada que reclamarle, y se mostró convencido de que es improbable que un atentado similar al de 1977 vuelva a repetirse en España, pues aunque "los violentos están siempre preparados para actuar", ya se adoptan las medidas oportunas para evitar estas acciones.