Julio Piníes, uno de los cuatro abogados que ahora trabajan en el despacho, explicó hoy a Servimedia que sobre la superficie de los bancos puede apreciarse con total claridad el impacto de as balas. Los bancos, en el momento del atentado, estaban cubiertos con colchonetas, que quedaron cubiertas de sangre.

El despacho de los abogados laboralistas siguió funcionando con posterioridad al atentado en el mismo local, hasta que en 1985 fue trasladado de piso, del tercero al cuarto del inmueble de Atocha 55 "porque el espacio era demasiado grande para las pocas personas que estábamos", según explicó Piníes. El tercer piso fue dividido y actualmente lo ocupan dos viviendas independientes.

Antonio Díaz, uno de los abogados que trabajaban en el despacho el año del atentado, continúa haciéndolo actualmente. Ahora, el bufete no se dedica sólo al derecho laboral, sino que también lleva casos de derecho penal, civil y administrativo, aunque la mayoría de los clientes siguen siendo trabajadores.

Piníes calificó la matanza de Atocha de "atentado brutal" y manifestó su confianza en que "nunca más se den las condiciones en este país como para que se pueda repetir algo así".