"En líneas generales podemos afirmar que los castillos están muy mal, porque están completamente desprotegidos desde las diferentes administraciones. La triste realidad es que los organismos oficiales administran muy mal el dinero destinado para la conservación del patrimonio artístico de nuestro país", indicó la vicepresidenta de la asociación.

De los aproximadamente 2.500 castillos catalogados, un trcio pertenecen a particulares, mientras que el resto está en manos de ayuntamientos, comunidades, del Estado o de entidades públicas. No obstante, Castellano advirtió que existen grandes dificultades para conocer quiénes son los propietarios reales de estos monumentos.

El periodo en el que se ha registrado una mayor destrucción de castillos hay que encuadrarlo entre el último tercio del siglo pasado y la primera mitad del XX. "En estos 70 ó 80 años se destruyeron más castillos que en 500 años", explió.

Agueda Castellano subrayó que las ayudas que reciben los propietarios de los castillos para acometer obras de restauración son "escasas" y oscilan entre el 25 y el 30 por ciento del gasto presupuestado, en el mejor de los casos, dependiendo de la comunidad autónoma o administración local que la conceda.

Según sus datos, Cataluña y Castilla y León son las comunidades más "generosas" a la hora de conceder ayudas para la restauración a propietarios privados, mientras que Andalucía y Madrid son do de las regiones menos sensibilizadas con los castillos. "Al amparo de la Ley del Patrimonio Artístico cada comunidad ha hecho de su capa un sayo y no hay normativa general", explicó.

BENEFICIOS FISCALES

Asimismo, calificó de insuficiente la exención en el pago de los impuestos municipales y de plusvalías contemplada en la citada ley para este tipo de edificios, ya que para acceder a estos beneficios los castillos están obligados a abrir sus puertas al público.

"Abrir un castillo supone unos gatos tremendos que no se amortizan con los beneficios que se reciben a cambio. Hay que poner en marcha un servicio de vigilancia, de limpieza y un sin fin de servicios más que suponen fuertes desembolsos", indicó la vicepresidenta de la Asociación de Amigos de los Castillos, institución fundada en los años 50.

En su opinión, en los organismos oficiales existe todavía cierta "discriminación" hacia los propietarios particulares de los castillos, "a los que ven como auténticos señores feudales de la épocamedieval".

"El propietario de un castillo es una auténtica víctima, que enloquecido por la pasión histórica, se está gastando muchísimo dinero, horas de trabajo e ilusiones en mantenerlo", concluyó.