Del mismo modo, casi dos de cada tres niños se han visto desplazados por los combates tras la invasión rusa de Ucrania el pasado 24 de febrero; mientras que más de dos menores mueren y más de tres resultan heridos de media al día, principalmente en ataques con armas explosivas en áreas pobladas.

En ese sentido, al menos 262 chavales han sido asesinados y 415 han resultado heridos desde el comienzo de la agresión rusa en suelo ucraniano.

A su vez, la infraestructura civil de la que dependen los niños continúa dañada o destruida, entre ellas, 256 instalaciones de salud, una de cada seis ‘Escuelas Seguras’ apoyadas por Unicef en el este del país, donde la situación es cada vez más precaria, y cientos de centros educativos.

Ante esta situación, la directora ejecutiva de Unicef, Catherine Russell, destacó que “nos acercamos solemnemente al centésimo día de una guerra que ha destrozado la vida de millones de niños”, una situación ante la cual señaló que “sin un alto el fuego urgente y una paz negociada, los niños seguirán sufriendo y las consecuencias de la guerra afectarán a los niños vulnerables de todo el mundo”.

Por su parte, la organización de protección a la infancia de la ONU también alertó de que la guerra ha provocado una “crisis aguda” de protección infantil, como lo atestigua el hecho de que los menores que huyen de la violencia corren un “riesgo significativo” de separación familiar, violencia, abuso, explotación sexual y trata de seres humanos.

Luego de advertir de que la mayoría de ellos ha estado expuesto a situaciones traumáticas, proclamó que “necesitan urgentemente seguridad, estabilidad, servicios de protección infantil y apoyo psicosocial, especialmente aquellos que no están acompañados o han sido separados de sus familias. Más que ninguna otra cosa, necesitan paz”.

Unicef reseñó que los combates y el desplazamiento masivo “están devastando los medios de subsistencia y las oportunidades económicas, dejando a muchas familias sin ingresos suficientes para satisfacer las necesidades básicas y sin capacidad para poder ofrecerá sus hijos un apoyo adecuado”.

Por todo ello, reiteró su petición de un “alto el fuego inmediato” en Ucrania y que “se proteja a todos los niños de cualquier daño”, lo que incluye “poner fin al uso de armas explosivas en áreas pobladas y a los ataques a la infraestructura civil” y un “acceso humanitario completo para que sea posible llegar de forma segura y rápida a los niños que lo necesiten, dondequiera que se encuentren”.

Por último, recordó su llamamiento por valor de 624,2 millones de dólares (unos 579 millones de euros) para financiar su respuesta humanitaria dentro de Ucrania, y su petición de otros 324,7 millones de dólares (unos 300 millones de euros) para su respuesta en los países de acogida de refugiados.