El manual, elaborado pr la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (Secpal), recuerda que la presencia del dolor aumenta a medida que progresa la enfermedad y que llega a convertirse en uno de los factores que limita la calidad de vida de los pacientes terminales.

La Secpal recomienda la administración de analgésicos de forma gradual. Un paciente con los primeros síntomas de dolor debe recibir analgésicos periféricos (aspirina, paracetamol) o una combinación de ellos.

Si el dolor persiste, el médico deberá administra opioides débiles, como codeína o dihidrocedeína. En caso extremo podrá acudirse a los analgésicos del tercer escalón, integrado por los opioides potentes, como la morfina.

Esta sociedad científica advierte del peligro de mezclar los opioides débiles (codeína) con los potentes (morfina) y de combinar los opioides potentes entre sí.

En algunos casos de dolor neuropático (producido por un nervio) y de dolores resistentes de cabeza o cuello, el manual sugiere la administración de coanalgésicos como l diazepam, los corticoides, los anticonvulsivantes o los anestésicos locales.

El texto también trata sobre los síntomas digestivos que sufren los enfermos terminales, causados principalmente por la incapacidad de comer normalmente. Estas alteraciones son: la anorexia, el estreñimiento y las náuseas.

Los especialistas afirman que la correcta nutrición e hidratación no son objetivos concretos de los cuidados paliativos, aunque debe tenerse en cuenta para mejorar el estado físico general de estos pcientes.

El manual también recoge recomendaciones últiles para mantener una esperanza real de los pacientes y sus familiares. Uno de los grandes problemas detectados por estos especialistas en las Unidades de Dolor es la superación de la llamada "crisis de claudicación familiar".