MADRID. DENUNCIAN EL NIVEL DE RUIDO DE LA SALA CARACOL Y PIDEN AL AYUNTAMIENTO QUE REVOQUE SU LICENCIA
- El director de la sala afirma que cumplen la ley y que sólo es necesario reforzar un muro para evitar los ruidos
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Los vecinos de la Sala Caracol, ubicada en el número 18 de la calle Bernardino Obregón de Madrid, han solicitado al Ayuntamiento que revoque la actual licencia de esta sala, por entender que dicho permiso no ampara que sus propietaios organicen espectáculos musicales. Según los vecinos, las actuaciones provocan un alto nivel de contaminación acústica que perjudica gravemente a las personas que residen en las viviendas colindantes.
El director de la Sala Caracol, Mario Larrode, se ha defendido de estas acusaciones. En declaraciones a Servimedia, indicó que la sala cumple rigurosamente la ley, al considerar que la licencia de "Taller de Enseñanza" (con la que funciona la sala) les permite organizar espectáculos y conciertos.
"Al montar espectáculos no incumplimos la ley, porque tenemos un taller de enseñanaza y de desarrollo de actividades relacionadas con todo aquello que tiene que ver con la música popular", señaló el responsable de la sala, uno de los locales dedicados al flamenco más conocidos de la capital.
Los vecinos, que están recogiendo firmas de apoyo a sus reivindicaciones, piden en un documento dirigido al Ayuntamiento de Madrid que los responsables municipales obliguen a los propietarios de la Sala Caracol a ramitar la licencia correspondiente para realizar actividades relacionadas con el mundo del espectáculo, con el fin de que acometan las obras de insonorización obligatorias que eviten perjuicios a los vecinos de la zona.
Los propietarios de las viviendas colindantes a la Sala Caracol aseguran que las vibraciones transmitidas a los muros del inmueble son de "carácter agreviso" y denuncian que las obras acometidas por los propietarios de la sala no han servido para insonorizarla.
El director de la ala Caracol explicó que el Ayuntamiento ha hecho hasta ahora cuatro mediciones de decibelios para comprobar si las actividades de la sala molestan a los vecinos. "Sólo en una de las mediciones superamos el nivel de decibelios permitido", dijo Larrode.
No obstante, reconoció que se han detectado algunas fisuras que son las que provocan los problemas de ruido, aunque señaló que no han conocido el origen del exceso de decibelios hasta que se lo notificó el Ayuntamiento. "Los vecinos no nos permiten entra en el inmueble, ni medir el nivel de ruido, ni cerrar unos huecos que son de la Sala Caracol", afirmó Larrode.
"Esperamos", añadió el responsable de la sala, "que el Ayuntamiento nos dé el permiso correspondiente para realizar las obras de reforma. Sólo se trata de reforzar el acondicionamiento acústico de una pared, lo que no llevará más de un día y medio de trabajo".
El responsable de la Sala Caracol recalcó su deseo de solucionar el problema y mantener un clima de cordialidad con los vecinos,a los que pidió su colaboración para lograr que "todo el mundo pueda dormir".
(SERVIMEDIA)
20 Mar 1996
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