Según una nota que difundió la CODA, que aglutina a más de cien asociaciones ecologistas de toda España, desde enero de 1989 a diciembre del 1990, aparecieron muertos en la comarca de Montalbán once águilas reales, diecisiete ratoneras, siete milanos negros y tres milanos reales.

La misma uerte corrieron cuatro águilas culebreras, dos águilas perdiceras, un cernícalo, tres búhos reales, cinco carabos, dos mochuelos, una lechuza, cuatro cigüeñas blancas y una cigüeña negra.

Además, los ecologistas tienen contabilizadas las muertes en los tendidos de alta tensión de una hurraca, dos grajillas y dos palomas torcaces, en el sector de aves que no están en peligro de extinción, pero que completan un balance de 66 aves fallecidas.

El informe asegura que el seguimiento realizado por los tcnicos de la organización fue exhaustivo y pone, asimismo, de relieve, el peligro de descarga eléctrica que suponen los tendidos eléctricos para los pájaros en esas comarcas manchegas.

UNA SITUACION INCOMPRENSIBLE

Los responsables de la asociación consideran que "en estos días, es incomprensible que no se tomen medidas para que estos accidentes mortales no se produzcan, cuando los costes de los sistemas de protección adoptadas por los organismos oficiales dedicados a la defensa de la naturaleza y la empresas eléctricas de otros países europeos, han resultado ser económicamente muy bajos".

La CODA ha solicitado, como medida correctora, el trenzado de los cables de las líneas eléctricas que pasan por las fincas toledanas de "Las Cuevas", "Gualdo", "Bohadilla", "Los Hoyos", "Los Alamos", "Castrejón Alto", "La Ventosilla" y "Alcubillete", en las que fueron halladas electrocutadas las aves relacionados.

Un escrito de denuncia dirigido al Ministerio de Industria y Energía, que firma el presidentede la coordinadora, Guillermo Díaz Rubio, especifica que "los tendidos eléctricos de Puebla de Montalbán, Polán y Burujón carecen de las protecciones que usualmente se instalan para evitar las muertes masivas de aves".

Estas medidas, que se utilizan habitualmente en las instalaciones aéreas que transcurren por el campo, van desde la colocación de "salvapájaros", al aislamiento de la red eléctrica o el trenzado de los cables.

No es la primera vez que la CODA realiza una denuncia similar sobre el dsinterés de esa compañía hidroeléctrica en la adopción de métodos eficaces para la protección del medio ambiente y la fauna salvaje en trance de extinción, aunque en ocasiones anteriores directivos de Hidroeléctrica Española respondieron que sus instalaciones no eran responsables de los accidentes sufridos por las aves.