Melinda, su hermano pequeño y su madre formaban parte del primer contingente seleccionado para venir a España y aguardaban el viaje en un campo de refugiados situado en Macedonia. Hacía varias semanas que no sabían nada de su padre.

Esta misma mañana, unas horas antes de que el avión que les iba a traer partiera de Macedonia, un hombre llegó a campamento después de permanecer diez días recorriendo las zonas fronterizas entre Kosovo y Macedonia en busca de su familia.

Tras preguntar en el campo de refugiados se topó con la pequeña Melinda y gracias a las gestiones de los responsables españoles, el padre fue incluido inmediatamente en el contingente destinado a España.

Ya en nuestro país la niña volvió a protagonizar otro incidente, un monitor de Cruz Roja le ofreció una manzana y, gracias a sus conocimientos de español, entabló una bree conversación con el joven voluntario. Este le entregó unas monedas con las que la niña subió al autobús con destino a Sigüenza (Guadalajara) mostrando una y otra vez su puño cerrado que contenía el dinero.

Según, alguno de los que viajaron en el avión la pequeña Melinda aprendió español viendo la televisión vía satélite y escuchando música en castellano.

Finalmente, otra curiosidad de la llegada de los refugiados a España fue que mientras eran 102 las personas que pudieron salir de la zona de gerra, eran también recibidos por el mismo número de periodistas en la base de Torrejón de Ardoz.