En el transcurso de una conferencia que pronunció en Talavera de la Reina (Toledo), invitado por el centro de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) en su vigésimo aniversario, Garzón se preguntó: "¿Por qué obligar al usuario a obtener sustancias ilícitamente?".

"¿Po qué no suministrarla gratuitamente con un control administrativo y tratar a los drogadictos como a cualquier enfermo? No creo que esto fuera una barbaridad, sería observar la mera realidad", añadió.

Sin embargo, reconoció que el "coste político" de incluir una medida como la legalización del hachís -algo que ya ocurre en algunos países- en el programa de un partido político sería "demasiado grande".

"Si usted introduce en programas políticos despenalización o legalización de estupefacientes, lo iene difícil. Tiene que exponer unas alternativas que a lo mejor llegan al mismo resultado", dijo el magistrado.

Sin embargo, Baltasar Garzón se mostró contrario a la legalización absoluta de los estupefacientes, entre otras razones porque "el consumo no disminuiría, exigiría un concierto internacional, no haría desaparecer toda la criminalidad internacional que se mueve en torno al problema de la droga y habría que poner un tope de edad a partir del cual esta conducta no fuera delito".

Asimismo,el magistrado manifestó que las entidades bancarias "ponen muchas reticencias" a la hora de ofrecer documentación sobre operaciones de blanqueo de dinero y señaló que "el lucro económico es el único móvil del tráfico de estupefacientes".

El juez de la Audiencia Nacional diferenció tres grandes ámbitos de actuación dentro del tráfico de estupefacientes: el tráfico organizado internacionalmente, el mediano tráfico y el pequeño tráfico que va unido al consumidor, a quien definió como "un enfermo psíquicoo espiritual, la persona que menos culpa tiene de la historia".