El productor televisivo está imputado en esta causa como cabeza visible de un entramado que podría haber estafado a varias entidades financieras, a particulares y que se habría dedicado al blanqueo de capitales.

Moreno insistió en que nada tiene que ver con esas irregularidades y esgrimió su larga carrera profesional con más de “3.000 producciones” para asegurar que él no es “capo de nada” y que nunca se ha servido de testaferros para ocultar una fortuna en el extranjero porque “no los puedo soportar”.

Fuentes presentes en la declaración, explicaron que el productor aseguró al juez que en estos momentos depende de su familia para sufragar sus gastos del día a día y que son sus hermanas las que le mantienen.

Sin embargo, la investigación señala a un buzo de Maldivas como uno de los testaferros de Moreno al que transfirió 300.000 euros. El productor aseguró en sede judicial que este hombre era el profesional que le ayudaba a grabar vídeos bajo el agua y que el dinero que el entregó fue un préstamo para reparar su barco. Aseguró que de ese dinero sólo le ha devuelto 70.000 euros. La Fiscalía cree que Moreno estaría barajando fugarse a Maldivas o a algún otro destino fuera de España.

El ministerio público se interesó por saber el significado de algunas anotaciones sobre sus reuniones con los exdirectores de Contenidos y Programación de RTVE, Antonio Luis Sevilla y Fernando López Puig. Sobre un encuentro con éste último, Moreno apuntó “cerrar contrato director y mordida”. Para explicar esta manera de expresarse, dijo que "mordida" era el nombre de una serie que planeaba grabar.

Sobre la aportación de 35 millones de euros hecha por el inversor argentino Alejandro Roemmers para grabar la serie Resplandor y tinieblas, sobre la vida san Francisco de Asís, Moreno dijo que no desvió dinero de ese proyecto y atribuyó las acusaciones del empresario a que es una persona muy influenciable.