Lo hizo durante su intervención en el acto ‘Algo habremos hecho’ con el que la cúpula del Ministerio de Igualdad, con Irene Montero a la cabeza, ha rendido cuentas de su acción al frente de este departamento en los últimos cuatro años.

En su alocución, Irene Montero agradeció a los funcionarios del Ministerio de Igualdad y a los miembros de su gabinete su dedicación, y a las asociaciones feministas su lucha y su papel como “motor y corazón de la democracia”.

Tras este introito, la titular de Igualdad rememoró que hace cuatro años se propuso que el feminismo fuera el “motor de las transformaciones del Gobierno” de coalición, lo que le permitió concluir que en este tiempo “ha transformado España, que es otro país”.

Luego de enumerar todos los avances normativos impulsados por su departamento, aseveró que la última legislatura ha sido “definitiva en materia de derechos feministas”. “Nadie pensó que fuera posible hacer tantas cosas en una sola legislatura”, deslizó, para, a continuación, exponer que “un Estado feminista es aquel que reconoce todas sus obligaciones con todas las mujeres y con todas las personas Lgtbi, desbordando esa idea limitante y excluyente de las políticas públicas de paridad”. A su juicio, un Estado, un Gobierno, es feminista cuando institucionaliza el feminismo en las políticas públicas que desarrolla”.

En ese sentido, arguyó que “el feminismo ha sido un motor democrático de este Gobierno de coalición” y señaló que “los nuevos derechos conquistados son una especie de linterna que ha permitido descubrir otros muchos lugares de injusticias, que es necesario que las instituciones nos ocupemos de ellos”.

Irene Montero también señaló las “deudas pendientes” que deja sin resolver, como la ley de trata o la antirracista. A pesar de ello, dejó claro que “en estos cuatro años hemos avanzado en derechos feministas y hemos cambiado la vida de millones de mujeres en el país con más y con más dignidad”.

Denunció que la “violencia política” y el “castigo ejemplar” que se ha perpetrado contra el movimiento feminista no es más que un “ejercicio de disciplinamiento” con el que se pretende “frenar los avances democráticos más importantes de las últimas décadas en nuestro país”.

En este momento de su discurso la ministra de Igualdad afirmó que “de la derecha, de los negacionistas, espero muy poco”, debido a su “carácter antidemocrático, que están demostrando en los últimos días con total claridad”, en alusión a las protestas frente a las sedes socialistas con motivo de la ley de amnistía.

Por ello, dejó caer que “cómo puede ser que haya tantos sectores progresistas que vean con claridad la ofensiva reaccionaria política, mediática y judicial” en este caso cuando en el pasado “compraron el relato de esos sectores reaccionarios sobre el consentimiento”, en alusión a la ley del ‘sólo sí es sí’.

También inquirió que “por qué se puede hablar con claridad de la derecha judicial” a cuenta de la amnistía y “a las feministas se nos castiga cuando hablamos de justicia patriarcal o de machismo en el sistema de justicia”.

Por último, reivindicó al feminismo como “la agenda antineoliberal, antirracista, feminista más poderosa del mundo para garantizar la democracia, los derechos y una vida digna”. “Por todo lo hecho, somos más conscientes que nadie de que queda mucho por hacer. Podéis contar con nosotras para todo lo que venga”, concluyó.