La primera parte del examen era un ejercicio basado en un procesador de textos imaginario, llamado IMACA. Para utilizarlo (sin ordenador) los aspirantes debían leer y comprender 8 páginas de instrucciones para resolver 14 supuestos prácticos.

Los reclamantes justifican la impugnación en una "excesiva dificultad técnica, que impidió la comprensión, con un mínimo de claridad, del tratamiento de textos IMACA", además del poco tiempo que el tribunal dio para leer las instruciones "compuestas por 384 líneas de texto y 7 representaciones en pantalla o cuadros di adiálogo, así como bastantes referencias a pins, botones, iconos, teclas funcionales, etc".

El texto de impugnación denuncia la deficiente presentación de las fotocopias, que dificultaron la lectura de unas instrucciones, que no cumplieron el objetivo de aclarar la prueba, "sino todo lo contrario, trastocó los planes de los opositores, dencentrándoles y no consiguiendo de ninguna manera aclarar conceptos", apunta. En cuanto al contenido en sí de la prueba, el escrito señala que, al no ser claras las instrucciones, las respuestas no fueron contestadas o lo fueron sin "conocer verdaderamente cuál era el objetivo del supuesto".

Además, argumentan que "el lenguaje utilizado tampo era el adecuado al nivel de la titulación exigida en la convocatoria (Graduado Escolar o equivalente)".

Por último, afirman que se alteraron las bases de la convocatoria, dado que la prueba de tratamiento de textos fue el primer jercicio y no el segundo como establecía la convocatoria.

EL INSALUD CONTESTA

La presidenta del Tribunal de la Oposición, Concepción Sánchez Arcilla, manifestó a esta agencia que tal vez las reclamaciones se han presentado porque ni los opositores ni las academias esperaban una prueba como ésta, "aunque no es la primera que se realiza en la Administración pública", dijo.

"Cuando se tienen 60.559 solicitudes es imposible, desgraciadamente, hacer una prueba con ordenador. De hecho, en su momento,se planteó y no encontramos ninguna empresa que nos facilitase un local con suficientes ordenadores e impresoras. No había ni locales que aguantasen el peso, ni que tuviesen la instalación eléctricas que se requerían", agregó.

Puntualizó que los folios entregados no eran fotocopias, sino que eran impresos originales y, por tanto, es difícil que se vieran mal. A su juicio, la prueba se ajustaba a las bases de la convocatoria. "Tal vez se ha confundido en qué consistía el ejercicio, que era una prueba d capacidad y no un 'test'. Si todo el mundo la contesta no tendría el valor que se le asigna a un ejercicio así", dijo.

Explicó que la alteración del órden de las pruebas se realizó para evitar que las personas que contestaran rápidamente al 'test' (previsto como primer ejercicio) tuvieran que esperar a que concluyeran el resto de compañeros para contestar al tratamiento de textos.