Eran las cuatro y media de la madrugada del 27 de marzo de 1994 cuando Maria Angels Feliu pedía a un empleado de la gasolinera cien pesetas para llamar por teléfono a su familia. Poco después la mujer fue recogida por la Guardia Civil, que la llevó a un hospital y posteriormente a su domicilio.

La farmacéutica olotense, de 36 años y madre de tres hijos, fue secuestrada el 20 de noviembre de 1992 cuando se encontraba en el garaje de su casa. Un mesmás tarde la familia recibió una cinta en la que se le exigía un rescate.

Durante los 16 meses que duró el secuestro se celebraron manifestaciones ciudadanas exigiendo su liberación y durante bastante tiempo se creyó que Maria Angels Feliu estaba muerta, tras las declaraciones de un confidente, Francisco Evangelista, quien aseguró que la mujer estaba enterrada en Albacete.

ENTEREZA

Aunque estaba visiblemente debilitada, tras su liberación Maria Angels Feliu demostró una gran entereza y tranquildad en sus comparecencias ante los medios de comunicación, pese a haber pasado una reclusión de 16 meses en un lugar estrecho y húmedo.

En su primera rueda de prensa, el mismo día en que fue liberada, afirmó que no había sufrido malos tratos por parte de sus secuestradores y que la habían alimentado bien. "He vuelto a rezar y me he dado cuenta de la importancia de las cosas pequeñas", agregó. "Pienso dedicar más tiempo a mis hijos".

La farmacéutica tuvo también un recuerdo especial para Anabel Seura, la joven de La Moraleja (Madrid) que fue secuestrada y cuyo paradero se desconoce aún. "Creo que mientras haya vida hay esperanza y nunca se sabe lo que la vida te puede deparar", dijo.

Desde el primer momento la familia aseguró que no había pagado ningún rescate a los secuestradores por la liberación. "Ni nos han dejado, ni hemos tenido la oportunidad de hacerlo", afirmó el portavoz de la familia, Joan Capdevila.