EL GOBIERNO AUTORIZA LA RATIFICACIÓN DE LA CONVENCIÓN SOBRE PROTECCIÓN DE LA DIVERSIDAD CULTURAL
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El Consejo de Ministros autorizó hoy la ratificación por España de la Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales, y dispuso su remisión a las Cortes Generales.
La convención tiene como objetivos proteger y promover la diversidad de las expresiones culturales, fomentar el diálogo entre culturas, promover el respeto de la diversidad de las expresiones culturales y fortalecer la cooperación y solidaridad internacionales en favor de la diversidad de las expresiones culturales.
La diversidad cultural se refiere a la multiplicidad de formas en que se expresan las culturas de los grupos y sociedades. Estas expresiones se transmiten dentro y entre los grupos y las sociedades.
Entre las funciones de los Estados se encuentra la de adoptar las medidas necesarias para proteger y fomentar la diversidad de las expresiones culturales en sus respectivos territorios.
Para ello podrán adoptar medidas destinadas a conceder asistencia financiera pública, a alentar a organizaciones sin fines de lucro, y a crear y apoyar de manera adecuada las instituciones de servicio público pertinentes, así como otras destinadas a respaldar y apoyar artistas y demás personas que participen en la creación de expresiones culturales o promover la diversidad de los medios de comunicación social, comprendida la promoción del servicio público de radiodifusión.
También se prevé la creación de un Fondo Internacional para la Diversidad Cultural, cuyos recursos estarán constituidos, entre otros, por las contribuciones voluntarias de los países miembros.
La diversidad, patrimonio cultural de la Humanidad La Convención, aprobada por UNESCO con 148 votos a favor, dos en contra y cuatro abstenciones, es un instrumento jurídico que entrará en vigor en el momento en que lo ratifiquen treinta países.
Supone un reconocimiento de la importancia de la diversidad cultural, que debe considerarse como patrimonio común de la humanidad, tanto en su forma de bienes y servicios culturales, a los que se les reconoce un tratamiento excepcional por sus especiales características, como en lo que se refiere a la necesidad de proteger la riqueza cultural heredada, especialmente en los países pobres donde el peligro de "desertización" cultural es más elevado.
La convención supone un respaldo a las políticas públicas en materia de cultura y apoya, con acuerdo internacional, las ayudas públicas a la cinematografía, el precio fijo de los libros o las políticas de promoción lingüística.
Este aspecto de la convención, por sus implicaciones económicas, fue el más polémico, ya que busca la promoción y protección de las industrias culturales en el marco de los acuerdos de liberalización comercial que se desarrollan en el seno de la Organización Mundial de Comercio.
Para la aprobación de la convención fue decisivo el papel de la Unión Europea que, por primera vez en su historia, negoció en el seno de UNESCO con una sola voz.
(SERVIMEDIA)
28 Abr 2006
JRN