En concreto, Garzón decidió hoy a través de un auto incoar diligencias previas para investigar las denuncias presentadas por Hamed Abderraman Ahmed -ciudadano español-, Lahcen Ikassrien, Jamiel Abdultatif Al Banna y Omar Deghayes.

Estos presos denunciaron "que habían sufrido la práctica de diferentes actos de agresiones físicas o psíquicas sobre sus personas" durante su estancia en Guantánamo.

Precisamente Garzón investigó a estos cuatro presos por su posible pertenencia a Al Qaeda. El magistrado procesó a Abderraman Ahmed e Ikassrien, mientras que dictó sendas órdenes internacionales de detención contra Abdulatif Al Banna y Deghayes.

Finalmente, en octubre de 2006, la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional absolvió a Ikassrien y condenó a Abderraman Ahmed, pero posteriormente fue absuelto por el Tribunal Supremo.

Garzón destaca en su auto que estas cuatro denuncias parecen poner de manifiesto la existencia por parte de las autoridades norteamericanas de "un plan autorizado y sistemático de tortura y malos tratos".

"Este plan sistemático configura la posible existencia de una acción concertada para la ejecución de una multiplicidad de delitos de torturas contra las personas privadas de libertad en Guantánamo (...) que adquiere un nivel casi oficial", señala Garzón.

El magistrado dice además en su auto que estas prácticas "generan una responsabilidad penal en las diferentes estructuras de ejecución, mando, diseño y autorización de ese plan sistemático de tortura.

AGRESIONES SEXUALES

Abderraman Ahmed, ciudadano español, fue capturado por el Ejército de Estados Unidos en Pakistán en el año 2001. Fue trasladado a un campo de prisioneros en Kandahar (Afganistán) y, tras un mes de reclusión, fue finalmente transportado hasta Guantánamo.

En sus declaraciones ante Garzón, Abderraman Ahmed denunció los presuntos malos tratos sufridos en Guantánamo. En concreto, denunció que los militares estadounidense sólo le permitían salir de su celda -de poco más de medio metro- durante 15 minutos dos veces por semana, que sufrió golpes durante los interrogatorios a los que fue sometido sin asistencia de un abogado o que los norteamericanos dejaban la luz de los cubículos encendida día y noche y ponían canciones a gran volumen permanentemente para que no pudiese dormir.

Por su parte, Ikassrien, de nacionalidad marroquí y capturado en noviembre de 2001 en Afganistán, denunció que en Guantánamo recibió golpes en los testículos, que se le impedía dormir y que le inocularon "una enfermedad para los quistes de los perros".

Abdulatif Al Banna, de origen palestino y que estuvo detenido casi cinco años en Guantánamo, fue más allá y denunció golpes en la cabeza, amenazas de muerte, provocaciones sexuales y humillaciones.

En esta misma línea, Deghayes, de origen libio, denunció agresiones sexuales, untamiento de heces, simulacros de asfixia y ahogos y otros tratos vejatorios.

OTRAS INVESTIGACIONES

Además, Garzón solicita al juez Ismael Moreno que le remita los datos de las investigaciones que está llevando a cabo sobre Guantánamo, en concreto sobre los vuelos de la CIA que hicieron escala en España cuando transportaban a presuntos terroristas islamistas al centro de detención, por si es necesario plantear un conflicto de competencia.

Esta decisión llega dos semanas después de que Garzón cediera a las peticiones de la Fiscalía y remitiera al Decanato de la Audiencia Nacional la investigación abierta tras la denuncia presentada contra seis asesores del anterior presidente de Estados Unidos, George W. Bush, considerados los "creadores" del "andamiaje legal" que permitió la apertura del centro de detención de Guantánamo.

Tras someterla a las normas de reparto, el Decanato de la Audiencia Nacional decidió que la causa quedará en manos del juez Eloy Velasco.