La prueba pedida por Argote pretendía determinar si una transcripción publicada en la prensa, correspondiente a una supuesta conversación mantenida entre Gómez Nieto y el entonces comandante Enrique Rodríguez Galindo, fue o no escrita por el teniente.

En la transcripción, según publicó "El Mundo" el pasado 9 de abril, se recogen unas conversaciones mantenidas en septiembre de 1983, en las cuales alindo daba instrucciones a Gómez Nieto, entonces 'topo' del CESID en Intxaurrondo, para que se llevaran a cabo secuestros y atentados contra miembros de ETA en el sur de Francia.

El abogado de Gómez Nieto pretendía que la prueba caligráfica se circunscribiera a un cuerpo de escritura en mayúscula, ya que la transcripción reproducida en el citado periódico estaba redactada a mano y en mayúsculas, a lo que el juez del caso, Javier Gómez de Liaño, se opuso.

El magistrado pidió que el teniente escriiera en mayúsculas y minúsculas, que anotara números y que realizase varias firmas, a lo que el imputado se negó aconsejado por su abogado.

Según Argote, lo importante es ver cómo su defendido escribe en mayúsculas el tipo de letra de la nota publicada, ya que realizar pruebas de otro tipo sólo serviría para que el juez las utilizase como quisiese.

Asmismo, el magistrado no se pronunció sobre si admitía a los peritos caligráficos propuestos por Argote, miembros del gabinete de criminalística de l Guardia Civil, un motivo más, según el letrado, para rehusar la realización de la prueba.

No es la primera vez que Gómez Nieto se niega a realizar este peritaje. El pasado mes de mayo, el teniente se negó a efectuar la misma prueba porque su abogado no estaba presente.