De los siete hombres a los que se les había trasplantado su propio tejido testicular congelado antes de someterles a quimioterapia, ninguno ha podido producir nuevo esperma, aunque los expertos prefieren pensar que, en algunos casos, es cuestión de tiempo.

La esperanza es que las células puedan reroducirse y restaurar gradualmente la capacidad de producir esperma. Pero por el momento, transcurridos dos años desde que fueron realizadas las operaciones, ninguno de los pacientes ha dado señales de ello. Actualmente, el equipo médico se prepara para reexaminar sus métodos y buscar alternativas.