En la segunda sesión de la vista que se celebra en la Audiencia Nacional, varios de los implicados en la introducción y distribución de 2.500 kilos de cocaína en Esaña se desdijeron de sus primeras declaraciones sumariales, alegando que fueron presionados por el fiscal y el instructor, Baltasar Garzón, o que se encontraban amedrentados por "el embolado" en el que se les había metido.

José María Castillo San Martín, la persona que alquiló con un carné de identidad falso la nave de Ajalvir (Madrid) donde fue encontrada la mayor parte del alijo, negó su relación con cualquier otro procesado que no fuera su cuñado, José María Díaz Lavilla, fallecido de sida, que le ncargó que arrendara el local para montar una sala de billar.

Castillo, que había reconocido fotográficamente al resto de los procesados, señaló que si lo hizo fue porque se encontraba "en un estado lamentable" y que sólo quería salir "de este lío"; un lío en el que, según el acusado, se vio involucrado su padre, que denunció en el juzgado que su hijo había sido amenazado en la prisión por los abogados de Miñanco, sin precisar nombres, como subrayó el fiscal.

El procesado desmintió este extremo, el mismo modo que Angel Soto, hijo de Diego Soto, la persona que supuestamente blanqueó gran parte del dinero obtenido por la venta de la droga, dijo haber sido coaccionado por la policía y Garzón para declarar en contra de su padre y de "Sito Miñanco".

A este último le había acompañado en numerosos viajes a Madrid, sin que apreciara nada anormal en sus negocios, algunos de ellos vinculados con la compra de tabaco, y pese a saber que sobre él pesaba orden de busca y captura.

José Alberto Aguin, acionista mayoritario en una de las compañías de Miñanco en Amberes, rechazó que en alguna ocasión hubiera gestionado negocios para Prado Bugallo y que le hubiera puesto en contacto con un trabajador de Telefónica, José Manuel Rodríguez Núñez, para averiguar si sus teléfonos habían sido intervenidos.

Rodríguez Núñez declaró, por su parte, que no conocía a sus compañeros de banquillo y recordó que en el juicio por su despido no pudo demostrarse la existencia de alguna irregularidad en su actividad.

15 MILLONES

Otro de los acusados, Juan José de la Peña, dijo desconocer que en el coche en el que viajaba a Hamburgo para efectuar un negocio por encargo de "Sito Miñanco", al que conocía de jugar al fútbol en el Cambados, llevara 150 millones de pesetas.

De la Peña, que fue detenido en Francia, explicó que "Sito Miñanco" le había conseguido un trabajo en su empresa y responsabilizó a un tal Freito de la colocación del dinero en el maletero. Cuando el fiscal cuestionó la existencia de Freito, el prcesado contestó que "existe y le he buscado por todo Vigo. No le he encontrado, pero todavía hay tiempo".

El procesado, que reconoció haberse dedicado al contrabando de tabaco "con la antigua ley", actividad que luego abandonó cuando se incrementaron las condenas a los traficantes, aseguró que nunca había indicado que el dinero encontrado en su coche procediera de la venta de cocaína.

También Jorge Isaac Vélez, que fue apresado en Las Rozas con 92 paquetes de cocaína en el coche en el que viajabajunto a Isabel Cristina Osorio, dijo saber que la droga se encontraba en el vehículo, propiedad de un amigo suyo, Julio Gabriel Flores.

Vélez llevaba consigo las llaves de un piso de la calle Alfonso XIII donde fueron incautados 53 kilos de cocaína y un "busca" en el que recibió el mensaje para la entrega de la droga, pero aun así manifestó que no sabía nada del tema y que tanto la sustancia como las llaves y el telemensaje fueron colocados en el coche por la policía, después de detenerle.

La visa continuará mañana con el interrogatorio al resto de los procesados y está previsto que el primero en declarar sea el propio "Sito Miñanco".