Cultura

Felipe VI apunta que la obra de Álvaro Pombo enseña la importancia de “comprender” antes de “juzgar”

Madrid
SERVIMEDIA

Felipe VI consideró este miércoles que “la lección más profunda” de la obra del escritor cántabro Álvaro Pombo, “la que deberíamos aprender todos”, pasa por “comprender lo que pasa y lo que nos pasa”, y en lo social “comprendernos”, antes de “juzgar”.

Lo dijo durante su discurso en el acto de entrega del Premio Cervantes 2024 a Álvaro Pombo un evento que acogió el Aula Magna de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH), en el que estuvieron presentes el ministro de Cultura, Ernest Urtasun; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; la alcaldesa de Alcalá de Henares, Judith Piquet; el rector de la UAH, José Vicente Saz; y la directora general del Libro, del Cómic y la Lectura, María José Gálvez, entre otras autoridades.

Cabe reseñar la ausencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el acto de entrega del galardón más importante de las letras españolas.

El discurso del Rey fue el colofón de un acto en el que se sucedieron las palabras de Urtasun; la lectura del acto de concesión del galardón por María José Gálvez; la entrega del galardón a Álvaro Pombo; y la lectura de su discurso, que la llevó a cabo el escritor y profesor Miguel Crespo, amigo del escritor santanderino, que no pudo hacerlo por motivos de salud.

En su alocución, Felipe VI apuntó que presidir este acto junto a la reina Letizia, que le acompañaba, supone “un motivo de alegría” por tres motivos: “es la fiesta de la creación literaria, es el recuerdo de Miguel de Cervantes y es la entrega del premio que lleva su nombre”. A su juicio, estas tres razones de celebración se concentran en una sola: “el lenguaje”.

BONDAD Y VERDAD

Tras hacer una semblanza de la biografía y de la obra de Álvaro Pombo, el Rey destacó de esta última “dos aspectos esenciales”, que “le confieren un perfil singular en el panorama actual” y que “resultan importantes para la sociedad en su conjunto”: su “interés por la bondad y por la verdad”, siguiendo la línea de Miguel de Cervantes, lo que le sirvió para bromear con el hecho de que al autor cántabro “la edad le ha conferido un notable aspecto quijotesco”.

A juicio de Felipe VI, “resulta sorprendente” su interés por la bondad, ya que “diríase que la maldad -y conste que me refiero al ámbito literario- ofrece más posibilidades”.

A pesar de ello, el Rey refrendó que “Pombo no es un ingenuo. No piensa que todo el mundo sea bueno, sino que sería deseable que lo fuera”, y recordó que el autor cántabro “ha retratado con profundidad personajes malvados”, aunque la maldad en su obra ha sido mostrada “como un fracaso, como una oportunidad perdida, insistiendo en la vulgaridad del mal. No hay nada en él grandioso”, frente a la bondad, que “le parece lo inaudito, lo brillante, la gran creación”.

Luego de indicar que “ese interés por la bondad resulta desconcertante en nuestro autor”, subrayó que “este contraste entre la bondad y la maldad también se da en su poesía, donde aparece la negrura, pero acaba triunfando la luz”.

En cuanto a la verdad, tras traer a colación unas palabras del recientemente fallecido Mario Vargas Llosa (1936-2025) en señal de homenaje, recordó que el discurso de ingreso de Álvaro Pombo en la Real Academia Española (RAE) si intituló ‘Verosimilitud y verdad’, y comentó que las reflexiones acerca de la verdad, más propias del ámbito filosófico, pueden responder a los estudios de Filosofía cursados por el autor cántabro.

Felipe VI expuso que “la capacidad de integrar contradicciones” de Álvaro Pombo se traduce en que “mientras escalaba las grandes alturas metafísicas se ganaba la vida limpiando casas o de telefonista en un banco”, lo le sirvió para dejar caer que “la huella de experiencias tan distintas hace que sus novelas sean siempre imprevisibles”.

LECCIÓN

El Rey afirmó que “en este afán de encontrar la verdad narrativamente hallamos la lección más profunda de la obra de Álvaro Pombo, la que deberíamos aprender todos”: “lo importante es comprender lo que pasa y lo que nos pasa. Y en el ámbito social, comprendernos. Después podremos juzgar, pero antes tenemos que comprender”.

Para ello, Felipe VI rememoró que el autor sostiene que “la Filosofía suele subir demasiado aprisa a la abstracción”, por lo que “la novela es más humilde, más pegada a lo concreto, atiende al detalle y se detiene en el matiz”.

En ese sentido, manifestó que “en los tiempos que vivimos, los valores citados -claridad, bondad, verdad- son como faros que han de guiarnos en una búsqueda incesante”, ya que “vivimos días inciertos que piden claridad; días duros -y para muchos, aciagos-, que demandan bondad; días de confusión que reclaman verdad”.

Por último, el Rey aseveró que las referencias a la bondad y a la verdad en la obra de Álvaro Pombo hacen de este premio Cervantes “además de merecido, beneficioso para la sociedad en su conjunto”. “Y por eso a nuestra enhorabuena, la de tantos y tantos lectores, le añadimos un gigantesco gracias”, concluyó.

Tras las palabras del Rey, el acto de entrega del Premio Cervantes al autor cántabro concluyó con la interpretación del ‘Gaudeamos Igitur’.

(SERVIMEDIA)
23 Abr 2025
MST/man