En la presentación de los ejes fundamentales del programa electoral para las elecciones europeas del próximo 9 de junio, el jefe de la oposición aprovechó la parte final de su discurso al nuevo choque entre los ejecutivos de ambos países después de que Milei llamara “corrupta” a la mujer de Sánchez, Begoña Gómez, en un acto de Vox.

Para Feijóo, el conflicto fue “iniciado” por el Gobierno de España cuando el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, sugirió que Milei consumía estupefacientes. Por ello, señaló, ahora el Ejecutivo de Sánchez “no está para dar lecciones de diplomacia”, puesto que Milei es “una muestra de lo que hace el Gobierno todos los días contra quienes no piensan como ellos”.

Asimismo, deploró la “sobreactuación” de La Moncloa después de que el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, respondiera a estas “gravísimas palabras” anunciando que ha llamado a consultas “sine die” a la embajadora española en Argentina, María Jesús Alonso, y amenazando con romper relaciones.

No obstante, Feijóo tuvo también para Milei, al que le recriminó sus “formas“. “Ni el Gobierno del señor Sánchez, que empezó insinuando consumo de sustancias al presidente de la República Argentina, ni el señor Milei, que siguió llamando corrupta a la mujer del presidente del Gobierno de España, están en el espacio de modelación que yo reivindico para la política. Esta escalada verbal no conduce a ninguna parte y a mí desde luego no me representa en ningún caso”, declaró.

“Lo que ha hecho el señor Milei es solo una muestra de lo que el Gobierno hace todos los días contra todo el mundo que no piensa igual que ellos. Con el máximo respeto, creo que Sánchez no está para dar lecciones de diplomacia teniendo en cuenta que su Gobierno empezó todo esto haciendo exactamente lo mismo“, prosiguió.

Con respecto a la “sobreactuación“ de Albares, dijo que no va a “aceptar lecciones“ ni tampoco que el Gobierno le trate de “convencer“ de que Sánchez “es el Estado“. Y censuró también que, con la actitud de ambos, “los intereses de 48 millones de españoles y 46 millones de argentinos estén secuestrados“ por esta forma de hacer política que, a su juicio, Sánchez y Milei comparten. "Creo en la ética, creo en la moderación, creo en el diálogo sereno. En lo que estamos viendo en las últimas semanas, no creo ni creeré jamás", concluyó.