En declaraciones a Servimedia, un portavoz de la AEFJ explicó que, además del riesgo que supoen para la seguridad del niño, estos juguetes ocasionan un daño al sector equivalente a alrededor del 10% de la facturación total de la industria fabricante, que en 2002 ascendió 1.039,84 millones de euros, lo que supone unas pérdidas para las empresas de cerca de 104 millones de euros.

Según el citado portavoz, juguetes falsificados se venden mucho más baratos que los originales, pero no suelen tener en cuenta el tema de la seguridad y que los materiales utilizados en la fabricación sean los adecuado, con lo que pueden ocasionar accidentes en los niños, como cortes con plásticos astillados o atragantamientos con piezas partidas.

El portavoz de la AEFJ insistió en que las diferencias de precios en productos aparentemente iguales "son engañosas y normalmente siempre esconden casos de falsificación". Señaló que esta práctica ocasiona un grave daño económico al sector, ya que las empresas se gastan mucho dinero en desarrollar nuevos juguetes y testarlos, mientras que las copias falsificadas cuestan mcho menos y quitan mercado a los juguetes originales al venderse mucho más baratos.

Según la AEFJ, las falsificaciones y copias ilegales de juguetes han aumentado de manera considerable en los últimos años en España, y vienen sobre todo de la mano de las importaciones de productos procedentes de China. Además, explicaron que también se dan casos de importadores y distribuidores españoles que llevan el juguete original a China y piden que le fabriquen imitaciones allí.

Las fuentes de la AEFJ consutadas explicaron que las falsificaciones se dan sobre todo con juguetes novedosos que están de moda, y con juguetes de concepción compleja que por ese motivo son caros, como pueden ser las muñecas. "Copiar una muñeca cuesta muy poco, pero hacerla cuesta mucho, porque se necesita el trabajo de un artista, que es el de un escultor", explicó.

La AEFJ explicó que en estos casos los fabricantes están indefensos, porque los registros y patentes son muy caros y, además, todos los juguetes no se pueden patentr, ya que los fabricantes renuevan del orden del 60%-70% del catálogo cada año. Además, indicó que estos trámites son largos y la vida de un juguete es corta.