El cambio de moneda supondrá la sustitución de los mecanismos de admisión de monedas de las máquinas (monederos) por otros adaptados a las monedas de euros, ya que técnicamente es imposible adaptar los actuales monederos, preparads para 9 tipos de piezas, a 32 monedas diferentes.

El coste de la adaptación oscila entre 60.000 y 100.000 pesetas, según Hipólito Muñoz, gerente de Servimatic, una de las principales empresas del sector, lo que va a arrojar fuera del mercado a numerosas máquinas que son explotadas por particulares.

En cuanto a aquellas empresas que poseen más de 20 máquinas, ANEDA estima que el 20% de las 2.000 existentes en España no superarán los costes de adaptación a la moneda única. Pese a los esfuerzos de a asociación, las autoridades europeas y españolas han negado subvencionar al sector.

Sin embargo, la Unión Europea ha reconocido la función de rápida difusión del euro que las máquinas pueden desarrollar, por lo que han sido incluidos en aquellos sectores que, por su contacto directo con los ciudadanos, dispondrán de monedas reales de euro desde el próximo mes de septiembre.

EN DIQUE SECO

Los empresarios de ANEDA prevén que, debido a los escasos 5 fabricantes de monederos que hay en Europa, qu deben abastecer a los 12 países euro, los primeros meses de 2002 muchas expendedoras automáticas quedarán fuera de servicio por un tiempo hasta que les sean reemplazados los monederos.

En toda la UE hay 7 millones de máquinas, de las cuales 350.000 están instaladas en España. Las españolas facturan unos 350.000 millones de pesetas anuales, que se reparten de la siguiente forma: unos 150.000 millones las máquinas de tabaco, 95.000 las de bebidas y alimentos calientes, 85.000 las de fríos y 20.000 las e sólidos (patatas fritas, chocolatinas, caramelos).

Todas estas máquinas cuentan con 5 millones de usuarios diarios en España, pero el número total de clientes, incluyendo los esporádicos, oscila entre los 15 y los 20 millones. El sector mueve diariamente cerca de 1.000 millones de pesetas.

De cara al futuro, las máquinas están incorporando monederos con sistema de pago por tarjeta incorporado. Normalmente, el usuario recarga primero la tarjeta con una cantidad en la misma máquina y luego va gasándola con sus consumiciones.

Esto es especialmente útil en el llamado "vending privado", que son las máquinas situadas en lugares privados (empresas, oficinas bancarias), cuyos clientes son habituales, pero no tanto en el "vending público" (estaciones, bares, gasolineras, hospitales), donde los usuarios varían continuamente. En el privado, los precios suelen ser la mitad o casi la mitad que en el público.