El artefacto estaba compuesto por cinco kilos de explosivo amonal a los que se había incorporado un detonador y un temporizador intoducidos en una olla a presión que estaba dentro de una mochila.

El aviso de la colocación del artefacto se producía a las seis menos diez de la mañana. En la llamada, el comunicante anónimo reivindicaba la acción en nombre de ETA e informaba que la explosión se produciría en quince minutos.

No obstante, los artificieros de la Policía Autónoma Vasca lograron desactivar el artefacto explosivo sobre las ocho y media de la mañana.

Según el Departamento Vasco de Interior, la explosión del artefato hubiera ocasionado importantes daños en la estructura del edificio contra el que iba dirigido, así como en viviendas de las inmediaciones.