En una entrevista concedida a esta agencia, Castellví advirtió sobre el peligro de no acabar cuanto antes con las emisiones de CFCs y HCFCs industriales, aunque reconoció que en la atmósfera del continente helado se ha detectado este año una disminución de la presencia de estas sustancias nocivas.

Sobre el inicio esta semana de la campaña antártica española 1992-93 en la base, la jefa de la "Juan Carlos I" afirmó que existe "una gran emoción" ante la posibilidad de convertir la stación, situada en la isla Livingston, en una base inteligente capaz de enviar datos a España sin necesidad de presencia humana.

Castellví reiteró que la postura española respecto a la conservación de la Antártida es "clara". "Seguiremos investigando al máximo para intentar colocarnos a la cabeza de los estudios antárticos", dijo, "y defendiendo la no explotación del continente bajo ningún concepto".

TURISMO BAJO CERO

Respecto a si se debe permitir o no el turismo en la Antártida, la doctora Cstellví se mostró favorable siempre que "se realice con mucho cuidado por los gobiernos que rigen cada zona del continente".

"Por supuesto, un turismo mal llevado puede perjudicar el ecosistema antártico", añadió, "y lo que hay que hacer es sensibilizar al turista de que no puede llevarse de recuerdo un liquen, por ejemplo, que ha sobrevivido en condiciones extremas durante 300 ó 400 años".

Por otra parte, la gestora de programas antárticos dijo estar "muy orgullosa" del equipo de 77 científicos ue participan este año en la campaña española y que efectuarán estudios tan diferentes como la distribución vertical de la capa de ozono o las técnicas reproductivas de los pingüinos.

El equipo técnico que supervisará Castellví tiene como una de sus prioridades construir una unidad eólica que sustituya al sistema actual de suministro de enegía de la base, mediante fuel fósil.

Frente a los que se manifiestan partidarios de la explotación de las riquezas mineralógicas del continente helado, Castellí afirmó que "sería un gran error ignorar determinados fenómenos" que se dan únicamente en la Antártida.

"El hielo antártico guarda datos sobre el origen de nuestro planeta", afirmó, y entrar "a saco" en la Antártida podría provocar, en su opinión, que toda esa información se pierdan para siempre.

Para Josefina Castellví, que defiende la posición conservacionista "sin limitaciones", "el acuerdo firmado el pasado año por los países miembros del Tratado Antártico deja claro que durante 50 años no s podrá explotar el subsuelo del continente".

"Hacer un nuevo documento representará diferenciar si la prolongación será por 50 ó 100 años más", insistió, "pero siempre en sentido positivo".