LOS ENFERMOS DE ALZHEIMER ADVIERTEN DE LA DOBLE DISCRIMINACIÓN QUE SUFREN EN SU ACCESO AL SISTEMA SANITARIO
- En el II Congreso Nacional de Alzheimer, reclaman mayor dotación de recursos y coordinación entre profesionales
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Los enfermos de Alzheimer son objeto de una doble discriminación en su acceso al sistema sanitario. Así lo advirtieron hoy los expertos reunidos en el II Congreso Nacional de Alzheimer celebrado en las Palmas de Gran Canaria, un encuentro en el que reclamaron una mayor dotación de recursos y mejor coordinación entre profesionales y niveles para mejorar la asistencia a estos pacientes.
En el transcurso del foro de debate sobre la "Marginación sanitaria", la geriatra del Hospital Santa Clotilde de Santander, Ana Rodríguez Valcarce, habló de las necesidades asistenciales de un paciente con enfermedad de Alzheimer que, como señaló, "son múltiples y cambiantes a lo largo de la evolución de su proceso".
Señaló, que estos pacientes son objeto de una "doble discriminación en su acceso al sistema sanitario", primero como ancianos -la mayor parte son pacientes de más de 65 años-, y después como dementes. "Son pacientes complejos e incómodos dentro de un sistema que no está adaptado a sus necesidades", lamentó.
A la complejidad de esta patología también se refirió el bioquímico de la Universidad Autónoma de Madrid, Fernando Valdivieso. "Es muy compleja, resultado de la interacción de factores ambientales con factores genéticos". "El sexo femenino también es un factor de riesgo para la enfermedad", recordó.
El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que afecta en España a cerca de 800.000 personas. Se caracteriza principalmente por la pérdida de células cerebrales (neuronas) con carácter progresivo y de origen hoy todavía desconocido.
Inicialmente se produce pérdida de memoria y desorientación temporal y espacial, luego se pierde fluidez en el lenguaje, surgen las dificultades de movimiento y la necesidad de ayuda constante para realizar actividades cotidianas.
La personalidad del paciente experimenta alteraciones irreversibles, deja de hablar, no reconoce a sus allegados y presenta incontinencia urinaria y fecal. Asimismo, aumenta la rigidez muscular, de manera que va quedando progresivamente recluido a una silla de ruedas y después a la cama. Además, aparecen otras complicaciones como ansiedad, angustia, agresividad o depresión.
(SERVIMEDIA)
21 Oct 2006
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