La llama de este tipo de pitillos se extingue mucho más rápidamente que la de los convencionales, si el fumador olvida apagarlos; sin embargo, las empresas tabaqueras llevan décadas oponiéndose a su fabricación, argumentando que también producen incendios si se arrojan a la basura o se dejan sobre un mueble, por lo que transmiten una falsa sensación de seguridad.

El estado de Nueva York fue el primero en aprobar una ley de "cigarrillos antiincendios" en 2004, y ha propiciado un descenso del 33% en el número de fallecimientos en incendios causados por colillas. California y Vermont también cuentan con leyes en este sentido, y en breve podrían sumarse Illinois y New Hampshire.

Otros doce estados han redactado proyectos de ley de este tipo durante los últimos 18 meses, y el Congreso de Estados Unidos tiene pendiente el debate de una normativa de ámbito nacional.

Según datos de la Asociación Nacional para la Lucha contra el Fuego (NFPA) que investiga los incendios y facilita datos que se utilizan a la hora de elaborar legislación local y nacional para su prevención, los fuegos causados por cigarrillos son los que mayor número de víctimas han producido durante las últimas décadas en Estados Unidos.

Los expertos de la NFPA y otras organizaciones sostienen que un 75% de los fuegos causados por colillas podrían haberse evitado con los "cigarrillos antiincendios".

"La tecnología para su producción existe desde hace décadas, por lo que las empresas tabaqueras pueden iniciar su fabricación de inmediato y salvar muchas vidas", subrayó James Burns, presidente de la Asociación Nacional de Jefes de Bomberos y responsable de la lucha contra el fuego en Nueva York.