Lo hizo en declaraciones a TVE recogidas por Servimedia, en las que se reafirmó en la tesis de Podemos y la de militares como el general retirado José Enrique de Ayala, ex Jefe de Estado Mayor del Cuerpo de Ejército Europeo.

Es decir, que enviar armas a los ucranianos “no está claro que sirva para parar la guerra, el sufrimiento”, sino que “posiblemente” valdría para “todo lo contrario, alargar el conflicto”, pues las remesas “no tienen capacidad para cambiar la correlación de fuerzas” con Rusia. “Si se quisiera parar militarmente a Putin, tendría que haber una intervención de la OTAN”, sostuvo, como vienen haciendo otros dirigentes de Podemos, alertando del peligro de un conflicto mundial.

Por ello, Echenique insistió en “poner todas las fichas en la vía diplomática”, pero minimizó las disensiones en el Gobierno y en Unidas Podemos, atestiguando: “Estamos de acuerdo en lo fundamental”. Enumeró que el presidente ruso, Vladimir Putin, “es un sátrapa” y “el principal aliado de la extrema derecha en Europa” y “también del señor Abascal”; en hacer “un esfuerzo” para aplacar el impacto económico y en acoger a los refugiados.

Eso sí, reconoció que respecto al envío de armas “hay diferentes sensibilidades que se han expresado públicamente, estando de acuerdo en las claves fundamentales”. “Diferentes sensibilidades, todas muy respetables”, puntualizó.

Por el contrario, Iglesias ha criticado duramente por escrito y en la radio a quienes en la izquierda se han dejado llevar por lo que considera un fervor militarista insuflado por los medios de comunicación, y en particular la comparación con los republicanos españoles a los que no armaron las potenciales occidentales frente a Franco. La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, ha sido una de las que ha hecho esta comparación.

En cualquier caso, el portavoz parlamentario aseguró que en el espacio confederal hablan “permanentemente y en estos momentos mucho más”, y descartó abandonar el Ejecutivo porque “precisamente estando dentro del Gobierno es donde más esfuerzos podemos hacer” para convencer a sus compañeros de que “España es el país del no a la guerra” y de que ésta “no es una posición buenista, inocente”, sino que “es la posición más difícil” y "adulta", porque "para hacer la paz hacen falta muchísimos esfuerzos".