DON JUAN DE BORBON.- CRONICA RESUMEN

MADRID
SERVIMEDIA

Miles de madrileños y muchos de los turistas que habitualmente frecuentan la plaza de Oriente y sus alrededores desfilaron ante la capilla ardiente de don Juan de Borbón, que quedó instalad en el Palacio Real a las 13,45 horas. La despedida de los ciudadanos al padre del rey Juan Carlos se prolongó durante todo el día en un clima de gran respeto por su figura.

El cadáver de don Juan, amortajado con el hábito de la Orden de Santiago y el crucifijo de Alfonso XIII, fue velado en Pamplona, antes de su traslado a Madrid, por los miembros de la Familia Real y la compañía de la Guardia Real "Monteros de Espinosa", que tiene atribuídos estos deberes. El rey Juan Carlos veló personalmente a su adre sobre las siete de la mañana.

La jornada se inició en el oratorio de la Clínica Universitaria de Navarra con una misa cooficiada por el arzobispo saliente de Pamplona, José María Cirarda, y varios sacerdotes más. En la homilía, el prelado recordó que don Juan tuvo dos grandes amores en su vida: España y su familia.

Monseñor Cirarda exclamó: "Pido a Dios que tantos elogios como rinde hoy a don Juan España, sean prenda de la benignidad con que Dios lo habrá acogido en su seno".

Hacia las0,20 horas, los restos mortales del conde de Barcelona salieron de la clínica, en un féretro de ébano envuelto con una bandera española y llevado por miembros de la Guardia Real, con destino a Madrid por vía aérea, a cuyo aeropuerto de Barajas llegaron alrededor de las 11,30 acompañados por la Familia Real.

Eran las 12,08 del mediodía cuando la comitiva entraba en el Patio de la Armería del Palacio de Oriente, adonde previamente habían ido llegando escalonadamente las altas autoridades del Estado que oco después darían el pésame a los más íntimos allegados de don Juan.

REPRESENTANTES DEL ESTADO

En el acto de condolencia, realizado en la Cámara Oficial del Palacio, estuvieron presentes el presidente del Gobierno, Felipe González; los presidentes del Congreso y del Senado, Félix Pons y Juan José Laborda; el presidente del Tribunal Constitucional, Miguel Rodríguez Piñero; el presidente del Consejo General del Poder Judicial, Pascual Sala, y los jefes de los tres ejércitos.

Asimismo, participarn el presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, y el alcalde de Madrid, José María Alvarez del Manzano, acompañado de una veintena de concejales de la capital.

Recibieron las condolencias la viuda de don Juan, doña María de las Mercedes de Borbón, arropada por los reyes Juan Carlos y Sofía; las hermanas del Rey, las infantas Pilar y Margarita; el príncipe Felipe, las infantas Elena y Cristina y la hermana de don Juan, doña María Cristina Marone, entre otros familiares.

Entre las persoalidades que expresaron sus condolencias a la Familia Real figuraban Luis Alfonso de Borbón, Simeón de Bulgaria, los duques de Calabria, los archiduques de Austria y Beatriz de Orleans, prima de don Juan Carlos.

Posteriormente se celebró una misa privada en la Capilla Real del Palacio oficiada por el obispo castrense, José Manuel Estepa, y tres capellanes de la Guardia Real, en la que hubo preces pero no homilía.

Una vez finalizada la ceremonia religiosa, comenzaron a regresar a sus residencias olugares de trabajo las personalidades asistentes, comenzando por el presidente Felipe González, que fue el primero en abandonar el Palacio Real, a las 13,23.

CAPILLA ARDIENTE

Poco después, a las 13,45, se abría la puerta para los centenares de personas que llevaban cerca de dos horas esperando visitar la capilla ardiente en la acera de la calle Bailén junto al Palacio.

Esta calle no fue cortada al tráfico rodado en ningún momento y fue escenario de una pequeña alteración del orden previsto sobr las 12,30 horas, ya que la Guardia Civil pretendía que la cola se extendiera por la calle Requena, una bocacalle que da a Bailén justo enfrente de la Puerta de Santiago del Palacio Real, por donde entraban los ciudadanos. Sin embargo, la multitud cruzaba constantemente junto al muro de Palacio y las fuerzas de seguridad optaron por dejar que la fila se formara en la calle Bailén.

Desde la apertura de la Capilla Ardiente velan el féretro cuatro turnos durante 22 horas ininterrumpidas. Cada turno const de cuatro miembros, correspondientes cada uno a los generales y almirantes de la Casa Real, los Grandes de España, las órdenes militares y las Casas del Rey y de Barcelona.

El cuerpo de don Juan reposa en la pequeña capilla cubierto con una bandera de España y el manto de la Virgen del Pilar, sobre los que destaca un gorro de la Orden de Santiago. Asimismo, cuatro cojines muestran las condecoraciones del conde de Barcelona: el Toisón de Carlos III; las grandes cruces al Mérito Militar, Naval y Aeronático; el Bastón de Mando de Capitán General de la Armada sobre sable, y el Collar de la Orden de Calatrava.

El acceso a la capilla ardiente está flanqueado por numerosas coronas de flores enviadas por los representantes del Estado y de la Grandeza de España, entre las que destacan por su belleza las remitidas por el presidente y vicepresidente del Gobierno, que han sido elaboradas sólo con orquídeas.

El primer madrileño en visitar la capilla ardiente fue un joven de 26 años. Junto a la capilla fu colocado un libro de firmas para aquellos que desean dejar constancia de su pésame a la Familia Real.

Entre los miles de ciudadanos que hacían cola, Servimedia habló con el diputado del PP Marcelino Oreja. "El pueblo español, y especialmente el madrileño, sienten hoy una gran emoción por un hombre que se entregó siempre a su país", señaló.

Junto a hombres y mujeres impecablemente vestidos, algunos con pequeños ramos de flores en la mano, esperaban en la larga y nutrida fila turistas extranjerosnacionales, como un grupo de 33 chicas de 13 a 16 años, estudiantes en el colegio de Las Esclavas de Jerez de la Frontera (Cádiz). "Nos caía bien y era muy serio", dijeron casi a coro.

Algunas jóvenes lloraban esperando su turno con orquídeas en la mano, varias señoras descansaban en sillas plegables y algunos monárquicos, con capas grises y las insignias de la institución, aguardaban su vez para dar el último adiós a don Juan de Borbón.

(SERVIMEDIA)
02 Abr 1993
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