DOCUMENTO REDONDO (1). REDONDO: O EL PSE ASPIRA A LIDERAR A LOS NO NACIONALISTAS O SERA SOLO "MODERADOR" DE OTROS POYECTOS
- Insiste en que "no tomar partido por la víctima frente al verdugo es en realidad tomar partido por el verdugo"
- Asegura que el auge de ETA se debe a la "infantilización" de la sociedad vasca
El texto se ha copiado correctamente en el portapapeles
El documento elaborado por el ex secretario general del PSE-PSOE Nicolás Redondo Terreros como texto de debate en el seno del partido reafirma las tesis que ha venido sosteniendo en los últimos años, y advierte de que, si los socialistas no son capaces de ofrecerse omo referente a los ciudadanos no nacionalistas del País Vasco, estará condenado a ser "moderador" de los proyectos de otros partidos.
El documento, al que tuvo acceso Servimedia, consta de 80 páginas y tres bloques principales en los que enmarca históricamente la situación vasca y la de su partido, fija su posición en todos los aspectos políticos de interés y desgrana el proyecto que, a su entender, debe ser propio del PSE.
Este texto es el que Redondo había estado elaborando para que sirviera d eje del debate en una posible conferencia política, cuya celebración se truncó tras su dimisión el pasado 21 de diciembre. Es el documento que ha remitido a las distintas agrupaciones socialistas del País Vasco para dar a conocer su punto de vista sobre todos los asuntos que pueden ser debatidos en el Congreso extraordinario de marzo.
Tras la aprobación unánime por los miembros de la gestora del documento redactado por Ramón Jáuregui, Redondo expondrá mañana sábado si mantiene su documento o se adhiee a la ponencia oficial.
ANTECEDENTES
En el capítulo de antecedentes históricos, Redondo asegura que los socialistas se han venido rebelando ante el estado de excepción que los violentos pretenden imponer. "Queremos que la igualdad jurídica que declaran leyes y reglamentos sea también igualdad real, igualdad material", señala.
En esa lucha por la vida y la libertad, dice Redondo, "no podemos ir cada uno por nuestro lado. La unidad de todos los demócratas, es condición necesaria para que alcanceos éxito en este empeño".
Reconoce que desde el IV Congreso del PSE celebrado en noviembre de 2000, se ha producido el hito de las elecciones del 13 de mayo, que aconseja "un análisis a fondo de nuestas posiciones" y un rediseño de la estrategia socialista en Euskadi.
El documento insiste en que los socialistas "debemos trabajar sin descanso para hacer mayoritarios en la sociedad vasca los valores de la izquierda, propugnando la defensa del autonomismo como autogobierno de los vascos, una opción aternativa al nacionalismo gobernante y a la derecha insolidaria del Partido Popular".
En su análisis retrospectivo responde de alguna manera a los que le reprochan su actitud beligerante contra el nacionalismo y advierte que la estrategia del PSOE "no siempre ha sido el acuerdo, el diálogo".
Antes del pacto de legislatura (1984) y de los sucesivos gobiernos de coalición, el partido mantuvo una "dura confrontación" con el gobierno nacionalista monocolor que "trataba de monopolizar el proceso autonmico". Considera, en suma, que esta "firme política obligó al PNV a acuerdos sumamente positivos para el país".
El gobierno compartido entre PNV y PSE no dió réditos políticos a los nacionalistas que, a su juicio, cambiaron por ello de estrategia y suscribieron el Pacto de Estella "con ETA", que pretendía cambiar "paz por soberanía".
Esta estrategia supuso un retroceso del espíritu integrador y se convirtó para ETA en "una nueva plataforma política" que fracasó porque los ciudadanos perdieron el iedo a ETA después del asesinato de Miguel Angel Blanco.
NO A LA NEGOCIACION
En ese momento, "la ciudadanía defendía el sistema democrático, no la negociación" y empezó a "pasar factura de la violencia de ETA a todos los nacionalistas", y éstos sustituyeron "la unidad de los demócratas frente a los terroristas por la unidad de los nacionalistas frente a los que no lo somos".
Dice Redondo que, "a finales de 1997, PNV y HB fraguaron un plan de paz sustentado en la asunción de una serie de compromsos políticos por los partidos nacionalistas a cambio de una falsa tregua de ETA" y del que participaban los sindicatos ELA y LAB. "La unidad de acción nacionalista fue un intento sin precedentes de exclusión de los no nacionalistas y de caminar hacia los objetivos nacionalistas sin respetar la pluralidad de la sociedad vasca y los cauces establecidos en el actual marco legal", recalca.
Considera el ex secretario socialista que en 1998, se constituye el gobierno de Ibarretxe con el "pecado original", e ser elegido con los votos de EH y necesitar su apoyo parlamentario. Redondo menciona después a todas las víctimas habidas desde el fin de la tregua y afirma que el PNV sólo suspendió. "si bien sólo formalmente", sus acuerdos con EH tras el asesinado del socialista Fernando Buesa.
A su juicio, el nacionalismo gobernante se negó a reconocer que había fracasado y se limitó a usar "eufemismos" como la "normalización" o "el marco vasco de decisión" para intentar ocultar el fondo de sus objetivos que segua siendo el mismo.
En ese escenario, dice Redondo, el PSE-EE "no podía sino perseverar en su firmeza en pro del pluralismo y de la libertad" para "poner fin a una situación insoportable", que les hace vivir la campaña electoral de 2000 "en una situación de auténtico estado de excepción".
Recuerda que el combate electoral se produjo en condiciones de desigualdad para los no nacionalistas que además de enfrentarse a la actuación de ETA debieron luchar contra "el calor humano `patriótico' que inspir el miedo a perder las prerrogativas obtenidas en veinte años de autonomía".
"Frente a este mundo informado, formado, uniformado, abigarrado, variopinto pero armónico que es la comunidad nacionalista galvanizada por el miedo a perder su hegemonía social y el momio institucional, se encontraba la Euskadi `negra' por el luto y el dolor" causado por ETA.
UNIDAD DE LOS NO NACIONALISTAS
Frente al mundo nacionalista, los no nacionalistas no tienen rasgos identitarios que los unan. "Su único factor gavanizador era la identificación con las víctimas del terrorismo", pero ese "miedo" que no comparten los nacionalistas se convirtió en "una barrera entre ambos mundos. "Y si no se comparte el miedo no se puede tener piedad".
Pese a estas limitaciones, añade el documento, los socialistas "obtuvimos 250 mil votos y los no nacionalistas más de 600 mil" y la "principal tarea de los socialistas" a partir de ese momento deber ser "ofrecer unos referentes y unas instituciones a estos ciudadanos".
"Si no ogramos organizarlos", advierte, "el papel de los socialistas en Euskadi no pasará de ser 'moderadores' de los proyectos de otros partidos. Una especie de sindicalistas que nunca pueden cuestionar quién es el dueño del país".
EL 11 DE SEPTIEMBRE Y ETA
En el documento, Redondo se refiere a los atentados de Nueva York del 11 de septiembre y deduce una serie de ideas generales sobre el terrorismo. Según dice, los actos criminales no pueden ser "imputables a la universal maldad de la naturaleza humana, i justificable por la legión de humillados del planeta. El crimen es responsabilidad de quien lo comete y su causa es irrelevante".
En consecuencia, apuesta por una actitud claramente beligerante frente a los violentos. "Quien quiere pacifismo a toda costa, también quiere las injusticias que el no oponerse trae consigo. No tomar partido por la víctima frente al verdugo es en realidad tomar partido por el verdugo", dice en defensa de la estrategia socialista de los últimos tiempos.
Dicho esto asegra que ETA es "totalitaria", "tribalista" y "antiliberal". Propugna que "los derechos humanos sólo se aplican como derechos nacionales", es "inequívocamente reaccionaria" y pretende "un proceso revolucionario de clara raíz conservadora".
Según dice el documento, las concesiones hechas por el PNV al mundo radical han sido entendidas como "una victoria y una razón para seguir presionando" y, por tanto, responsabiliza a los nacionalistas moderados de alentar a los radicales.
"ETA sabe por experienci", continúa, "que todo nacionalismo es suspicaz y victimista". "En la medida que aísle al nacionalismo moderado del resto de la sociedad vasca, esa suspicacia paranoide saldrá reforzada. Al entender las críticas como ataques, los nacionalistas refuerzan sus lazos con el mundo abertzale".
A juicio de Redondo, "es imprescindible que el nacionalismo moderado no comparta nada con el radical", que los miembros del autodenominado Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV) "sienten vergüenza" de pertenecr a él y que, "además, compruebe que el Estado existe y tiene el monopolio de la violencia legítima".
Atribuye el auge de las tesis "totalitarias de ETA" entre los jóvenes vascos a "la infantilización de la sociedad". "Esos jóvenes que militan en el terror, son hijos en muchos casos, o alumnos en otros, o ambas cosas, de padres que han pertenecido a las generaciones "contestatarias", siempre preocupadas por las ideas y no por las personas.
Según el documento, estos padres han educado a sus hijos n la idea de que "nadie es modelo para nadie. Nadie es responsable de nada, la culpa es del sistema. Y además todos somos víctimas de algo".
Su conclusión es que esa irresponsabilidad social produce "la victimización, hija del infantilismo hermana de la impunidad: una versión fraudulenta del privilegio. La ley debe aplicarse a todos excepto a mí".
CAMBIO Y CONTINUIDAD EN LA POLITICA VASCA
En su texto, Redondo reconoce que las elecciones han cambiado las cosas, han reforzado al PNV y han aliviad las tensiones. Además, la legislatura ha comenzado con la falta de acuerdo entre el PNV y HB.
Sin embargo, el ex dirigente socialista indica que la coalición del PNV con EA supone "la asunción de planteamientos radicales" que les ha permitido "arrebatar más de 60 mil votos a Batasuna".
Considera que la estrategia actual del PNV y de EA, pasa por la "construcción nacional" y por desprestigiar al máximo a las instituciones estatales.
"Nosotros, los socialistas vascos, rechazamos esta estratega pensada para el desencuentro, y reclamamos al nacionalismo vasco que practique el diálogo y no sólo que lo predique. Nos negamos a participar en un nuevo proceso encaminado a potenciar el victimismo, nos negamos a la confrontación premeditada, a la radicalidad nacionalista y al chantaje como arma política".
Redondo reconoce que el resultado electoral ha sido "fuente de frustraciones" en su partido e insiste que su objetivo al afrontarlas fue propiciar un cambio de gobierno. Pese a la derrota destacaque "nunca la alternancia política en Euskadi había sido tan creíble y tan posible como esta vez".
Redondo asegura finalmente, en el primer bloque de su documento, que en tanto los socialistas vascos "no descubramos la auténtica naturaleza" de la orientación política del nacionalismo vasco "nuestro comportamiento político va a estar sujeto a todo tipo de vaivenes, suscitados por la nostalgia del pasado en común con el PNV, el pragmatismo, y las fobias hacia el PP generada por sus arteras maniobras". "Si llegamos a descubrir", concluye, "que el nacionalismo tiende a abolir los derechos fundamentales, como en toda revolución conservadora, tendremos los socialistas, como en el pasado, que ponernos en la primera fila en la lucha por la libertad por delante de la derecha democrática, sin seguir la estela de nadie. En ese momento abandonaremos lo que se denomina seguidismo".
(SERVIMEDIA)
18 Ene 2002
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