Las investigaciones se iniciaron a primeros del pasado marzo, tras una reyerta en una pensión del distrito, y a pesar del secretismo de las víctimas, generado por el miedo a las represalias con que son amenazadas, los policías averiguaron que el incidente había sido motivado por la negativa de los extorsionados a pagar un canon de protección para evitar daños diversos en sus personas y negocios.

Tras la denuncia, presuntos autores y víctimas fueron citados en el juzgado. Éstos últimos recibieron todo tipo de amenazas de los primeros, que querían evitar a toda costa que los denunciantes corroboraran las extorsiones que sufrían desde hacía tiempo. Abandonaron las dependencias judiciales sin declarar y acudieron a denunciar a la comisaría de Usera por este hecho.

Un nuevo y grave suceso tuvo lugar el 4 de abril cuando un grupo de jóvenes chinos acudió a una vivienda de la calle Marcelo Usera y llamó por el interfono a un ciudadano. Éste bajó y, fue agredido por los recién llegados. Éstos exhibieron armas blancas y de fuego; su violencia fue tal que incluso llegaron a utilizar un cuchillo eléctrico, con el que casi seccionaron, a la altura del hombro, el brazo de la víctima.

Cuando la policía conoció la identidad de alguno de los delincuentes se produjo una nueva extorsión en la que los sospechosos exigían 20.000 euros a un compatriota, bajo amenaza de graves daños a sus familiares y de quemarle el negocio, un establecimiento de comida, si no accedía al pago.

Los policías establecieron unas medidas de vigilancia en torno a este local y el miércoles pasado, día 3, a última hora de la tarde advirtieron la llegada de tres jóvenes chinos, uno de ellos sospechoso de los delitos anteriores.