Según el doctor Miguel Aizpún, portavoz de la Academia de Dermatología, el tabaco "favorece la formación de arrugas, seca la piel, la hace más macilenta, dificulta la cicatrización, reseca el cabello y favorece el cáncer de labios".

Asimismo, entre los efectos cosméticos negativos citados por la Academia, destaca la aparición de arrugas alrededor de los labios debido al movimiento de contracción facial que hace el fumador al aspirar el cigarrillo y la anormal pigmentación amarilla en los dedos, sin olvidar el peligro de desarrollar enfermedades vasculares.

El doctor Aizpún afirma que la piel "se puede ver afectada por el tabaco, tanto si se es fumador como si no". "Mientras que el cáncer y otras enfermedades graves asociadas al tabaco no tocan a todo el mundo, el mayor y más rápido envejecimiento de la piel es común a todos los fumadores", señala.

"Los fumadores que llevan más de 10 años fumando desarrollan lo que denominamos 'cara de fumador' con más arrugas, más marcadas, una piel más grisácea, menos luminosa y más atrofiada", manifestó el portavoz de la Academia.