CRONICA RESUMEN 1994. LOCAL (MADRID) ====================================
- Se disparan las muertes violentas con respecto al año anterior
- Los taxistas conocen bien qué barrios no son recomendables y cualquier ciudadano sabe que los pasillos del Metro son peligrosos por la noche
- Las calles de la capital, 'manifstódromo' oficial del Reino
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(Por Anselmo Lucio)
Madrid se parece cada vez más a una jungla. El año 1994 se ha caracterizado por un agravamiento de la inseguridad ciudadana en la capital -en la que cada vez se cometen más homicidios-, el aumento del caos circulatorio y la proliferación de manifestaciones de todos los colores y procedencias.
En los nueve primeros meses del año se cometieron 82 homicidios, frente a 66 del mismo periodo del año anterior, aunque estono es más que la punta del iceberg de la inseguridad ciudadana en la capital.
Para nadie es un secreto que es peligroso acercarse a determinados núcleos chabolistas (los taxistas los conocen muy bien), caminar por algunos pasillos del Metro a partir de las 11 de la noche o por áreas de ocio como los subterráneos de la calle Orense o las calles del centro histórico. Ahí están los asesinatos mediante un tiro en la cabeza de dos taxistas en el barrio de Lavapiés el pasado mes de noviembre.
La Delegaión del Gobierno, que coordina la actuación de las fuerzas de seguridad en la comunidad autónoma, ha destacado por el contrario el descenso del número de los demás delitos (salvo los robos de automóviles).
Así, entre enero y septiembre de 1994 el total de delitos contra la seguridad ciudadana descendió el 4,5 por ciento respecto a los nueve primeros meses de 1993 (de 102.924 a 98.211), mientras que los detenidos aumentaron el 20% (de 25.271 a 30.360).
Por su parte, la Policía Municipal, que con ss 6.000 efectivos realiza una labor complementaria a la del Cuerpo Nacional de Policía en cuestión de seguridad ciudadana, aumentó casi un 30% sus actuaciones por tenencia y tráfico de drogas entre enero y octubre de 1994 (de 819 a 1.068) y un 20% las denuncias por consumo de drogas (de 2.783 a 3.489).
Otro dato significativo es que en Madrid la policía encuentra todos los días más de una persona muerta (441 el año pasado y 355 en los diez primeros meses de este año). La mayoría de los cadáveres correponden a dos tipos de personas: ancianos fallecidos en sus domicilios o toxicómanos que aparecen sin vida en la vía pública.
Un año más, Madrid batió todos los records de manifestaciones y se hizo de nuevo con el título de 'manifestódromo' oficial del Reino. Sólo de enero a septiembre de 1994 se celebraron un total de 821 manifestaciones, dos terceras partes de ellas ilegales. Especialmente perturbador fue el bloqueo que los taxistas mantuvieron durante dos días en las principales calles y en algunos ccesos de la capital en protesta por el asesinato de dos compañeros, en el mes de noviembre.
RESPONSABILIDAD COMPARTIDA
La responsabilidad de la seguridad ciudadana es compartida entre el Ministerio del Interior y el Ayuntamiento, aunque el portavoz socialista en la corporación municipal, Juan Barranco, acuse al alcalde, José María Alvarez del Manzano, del aumento de la delincuencia en Madrid (las diligencias previas en los juzgados de la capital aumentaron un 34% en 1993 respecto a 1992) y aunque e primer edil pretenda que el Gobierno central le sufrague la colocación de cámaras de televisión en las calles donde más se delinque.
Una asignatura pendiente de ambas instituciones es la renovación del parque móvil de las policías, sus sistemas de comunicación y capital humano. Faltan más coches patrullas y la Policía Municipal no puede seguir con esas motos potrosas (sólo una parte reúne las necesarias condiciones de potencia) que a duras penas serían capaces de dar alcance a un ciclomotor en la M-3.
Las reivindicaciones vecinales en esta materia son, de puro repetidas, olvidadas muchas veces. Los comerciantes del distrito Centro añoran al concejal Angel Matanzo, que encabezaba patrullas nocturnas; los vecinos del Barrio de San Fermín piden una comisaría en Usera, que actualmente comparte con Villaverde, y la patronal del comercio minorista Cecoma congrega a miles de personas en Carabanchel en protesta por el asesinato de un empresario en un atraco.
Mientras tanto, la calle madrileña es cenro de atracción para cada vez más inmigrantes, con trabajo y permiso de residencia en nuestro país o sin ellos. La desarticulación de talleres clandestinos chinos -principalmente de confección, pero también lavanderías industriales y otros negocios- sigue saltando a la actualidad desde hace un par de años.
El extranjero, que nutre las huestes de la economía sumergida, la prostitución y otros trabajos sucios, es a la vez el primer sospechoso cuando se comete un delito.
La delincuencia, pobreza y mrginación (cerca de 2.000 personas que viven en chabolas) y el malestar que ello genera también tienen preferencias geográficas, el sur y este de la ciudad y municipios limítrofes.
Precisamente seis municipios del sur de la región y varios poblados chabolistas especialmente castigados por la droga y el paro recibieron a finales de año la inesperada visita de los reyes don Juan Carlos y doña Sofía, que incluso se sentaron a tomar café en una chabola de La Celsa. Además, tuvieron tiempo de escuchar las uejas de los vecinos de estos barrios y poblados por la falta de equipamiento y atención que reciben de las administraciones.
Mientras tanto, en las urbanizaciones de lujo, centros oficiales y polígonos industriales proliferan las compañías privadas de seguridad, que tantos miles de millones facturan cada año.
PLAN DE SEGURIDAD
En cuanto a los demás ciudadanos, como los vecinos de Entrevías o Villaverde, por poner un ejemplo, no se acaban de creer que el Plan de Seguridad en Grandes Ciudades annciado por el Ministerio de Interior y Justicia para primeros de año resulte verdaderamente eficaz.
Y también creerán cuando lo vean la cacareada aproximación de la Administración a los ciudadanos mediante el traspaso de competencias del Estado y las autonomías a los ayuntamientos, el llamado Pacto Local. Ayuntamientos con más medios y facultades conseguirían sin duda más fácilmente aumentar la seguridad, integrar a los inmigrantes o atender mejor a los jóvenes, mujeres y demás colectivos desfavorecids.
Pero los problemas de Madrid no acaban en la creciente peligrosidad de sus calles, sino que, además, es una de las ciudades con el centro -la zona más turística- más sucio de Europa -no digamos ya los barrios periféricos-, según un informe británico.
El PP, afanado en no subir los impuestos, saca del gasto en limpieza y otros capítulos los recursos necesarios para seguir construyendo pasos inferiores, aparcamientos y otras infraestructuras. Alega que no basta con limpiar si luego el ciudadano uelve a tirar el papel al suelo: hay que mentalizar, dice el alcalde, y de paso traslada la responsabilidad al contribuyente.
Es imposible hablar de Madrid sin referirse al caos del tráfico, tolerado por el Gobierno municipal por razones claramente populistas: el vecino odia que no le dejen aparcar donde le da la gana, porque todo el mundo cree que tiene prioridad sobre los demás. Además, propiciada la selva automovilística, queda hasta bien sacar la grúa y engordar las arcas municipales con sus multa.
Muchos vecinos opinan que la ciudad debe ser inflexible con el coche porque éste es un bien privado y, sin embargo, es uno de los peores agentes contra la calidad de vida y el medio ambiente, que son de todos. No puede imponerse el derecho de unos pocos sobre los de todos. De esa manera las ciudades serán más habitables y gozarán de un aire más limpio.
Seguridad ciudadana (que el delito pueda prevenirse o no quede impune), transportes públicos baratos y eficientes y calles limpias y cuidadas so demandas de una sociedad que hace tiempo que llegó del campo a la ciudad y que no se conforma con vivir en colmenas rodeadas de escombreras, sino que exige todas las comodidades que los partidos prometieron en sus campañas electorales y que seguramente volverán a esgrimir como señuelos en las próximas elecciones municipales de mayo de 1995.
El último mes deparó una de las sorpresas del año en la vida madrileña. El delegado del Gobierno, Arsenio López Huerta, pidió su relevo en el cargo, ya que deseab pasarse a la empresa privada, por lo que tuvo que ser sustituido por Pilar Lledó, otra alcalaína que destacó hace años como activista en los movimientos vecinales.
(SERVIMEDIA)
25 Dic 1994
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