Debido a que en los mares se encuentran importantes recursos necesarios para la supervivencia del ser humano, distintos organismos internacionales se han volcado en una campaña para fomentar el consumo responsable de los mismos.

La Red Mundial de Océanos (RMO), que agrupa a acuarios, centros científicos y museos de los cinco continentes, y la asociación Proyecto Océano son los encargados de coordinar el conjunto de actividades relacionadas con la protección de los mares, con el objetivo de fomentar actuaciones para evitar la destrucción de los océanos.

"El objetivo es concienciar a la población de la urgencia de actuar para evitar la destrucción de los océanos, que en los últimos cinco años se han degradado más que en todos los anteriores", declaró Jean-Michel Cousteau, presidente de honor de RMO, a "Consumer", publicación que edita la Fundación Eroski.

A pesar de que en 1994 entró en vigor la Convención de las Naciones Unidas sobre la Ley para los Océanos, esta efeméride no cuenta con el aval de la ONU. De hecho, éste es el segundo año consecutivo que se celebra de forma no oficial el Día Mundial de los Océacos, después de que en 2004 centros marinos y acuarios de 28 países organizaran distintas actividades.

En cambio, la jornada sí está respaldada por la Comisión Oceanográfica Internacional de la Unesco, cuyo presidente, el chileno Patricio Bernal, considera que sería importante que tuviera el reconocimiento de Naciones Unidas.

Entre las actividades del Día Mundial de los Océanos figura el impulso del denominado "Pasaporte de ciudadano del Océano", un documento que recoge gestos ciudadanos que contribuyen a salvaguardar los mares. Los diferentes organismos que constituyen la RMO son los encargados de avalar, en el pasaporte de cada participante, los gestos cumplidos.

PELIGRO LATENTE

La cantidad actual de peces predadores en los océanos es aproximadamente el 10% de los que había en la época pre- industrial, según los impulsores de esta jornada mundial. Además, en las próximas décadas muchas poblaciones de cetáceos podrían desaparecer.

Según estos datos, recogidos por Greenpeace, el 25% de los arrecifes de coral, que tardan siglos en formarse, ya han desaparecido, del mismo modo que el 25% de los bosques de manglar han sido destruidos para cultivar langostinos destinados a mercados de lujo.

El peligro de extinción se cierne sobre muchos animales marinos sensibles a causa de su lento crecimiento. Este es el caso de tiburones, rayas, ballenas y delfines. En el Mediterráneo, la foca monje está al borde de la desaparición, igual que la marsopa común en el Mar Báltico.

Greenpeace advierte de que el coste humano de esta crisis es elevadísimo. "El pescado es una fuente fundamental e insustituible de proteínas animales para las poblaciones costeras de algunos de los países más pobres del planeta", alerta la organización ecologista, que recuerda que sólo los países ricos se benefician realmente del comercio de los productos de pesca.