Entre un 15 y un 35 por ciento de los accidentes con heridos gaves se relacionan con el alcohol. El consumo de otras sustancias, como medicinas y drogas, afecta a la capacidad de conducir del 4 y 8 por ciento de los conductores, respectivamente.

Según un estudio del Instituto Nacional de Toxicología basado en 289 análisis de sangre a conductores implicados en accidentes, de los que 250 murieron, en la mitad de las víctimas la prueba de alcoholemia dio positiva y en el 38,4 por ciento de los casos rebasaban los 0,8 gramos por litro de sangre (límite legal).

or regla general, la conducción imprudente se manifiesta en los conductores con un consumo de alcohol de entre 0,5 a 0,8 gramos por litro de sangre, con un desprecio a las señalizaciones, alteración de visión, cerebro, manos y pies. Rebasado este límite se pasa a una conduccción temeraria y peligrosa, y sumamente peligrosa en el caso de embriaguez profunda.

Un estudio del Instituto de Salud Pública de Navarra señalaba que "con 0,8 grs/l de alcohol en sangre la posibilidad de que un conductor resulte acidentado es casi 100 veces superior a otro que no llegue a tal límite".

España ocupa el séptimo lugar mundial en el consumo de alcohol y decimosexto en cervezas. El 83 por ciento de los jóvenes entre 16 y 25 años toma alguna bebida alcohólica.

Respecto a otras drogas, una encuesta del Instituto Nacional de Toxicología revela que el 8 por 100 de los conductores accidentados las ha consumido, destacando la cocaína. Las drogas provocan euforia y después, cansancio, descoordinación, pérdida de refleos y somnolencia.

Los medicamentos son, junto al alcohol y las otras drogas, las sustancias que más peligro aportan a la conducción. Según un reciente estudio del Departamento de Farmacología y Teraupéutica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid, del 4 al 8 por cien de los siniestros viales se pueden deber a maniobras incorrectas originadas por reacciones adversas generadas por medicinas.