Según informó la Asociación El Defensor del Paciente, el 19 de julio de 1999 L.M.R.M. sufrió un accidente laboral al precipitarse desde aproximadamente un metro, y cayendo a horcajadas sobre un tablón en el centro de trabajo.

Su mutua, La Fraternidad Muprespa, "no dio importancia a sus dolencias", según la Asocoación, hasta que el 23 de agosto de 1999 el paciente se dirigió al madrileño Hospital de la Misericordia, debido al dolor que sufría en la región lumbar y sacra, y que no remitía.

Allí le fue diagnosticado un Esguince sacro-lumbar, pese a lo que no se le concedió la baja laboral. L.M.R.M. continuó con "grandes dolores" y la mutua "hizo caso omiso a la afectación neurológica, continuando de alta laboral hasta enero del año 2000, donde dada la situación física del trabajador el día 13 de enero de ese año le fue realizada una resonancia magnética que concluyó con la aparición de protusiones discales.

La sentencia del TSJM establece el "deficiente abordaje de su patología", según la Asociación, "hasta el momento en el que se produce un proceso neurológico irreversible y su declaración como incapacitado total para su trabajo habitual".