La sentencia del Alto Tribunal, a la que tuvo acceso Servimedia, relata que el agresor, un hombre de 71 años vecino de Santiago de Compostela, mantenía "malas relaciones" con el propietario de la finca colindante a la suya por problemas de tierras, que se agravaron cuando este último empezó a construir un muro, en abril de 1995.

En esa época, el citado vecino se dirigió en un tractor a la zona limítrofe de ambas propiedades junto con un ayudante para construir el muro, pero se encontró on su vecino y la esposa de éste, que portaban azadas y hoces. Al acercarse a ellos, el hombre le hizo señales para que se detuviese, por lo que bajó del tractor y comenzaron a mantener una discusión.

En un momento dado, prosigue la sentencia del Supremo, el acusado "levanta la azada que portaba, tratando de golpear con ella" a su vecino, y "alcanzando con la parte posterior de la azada, donde ésta presenta un resalte cuadrado metálico, en la base del cráneo" de su esposa, "que se había interpuesto enre los dos con intención de evitar la agresión".

El golpe hundió el cráneo de la víctima, que falleció pocas horas después en el hospital, donde una intervención quirúrgica no pudo salvarle la vida. Mientras la mujer yacía en el suelo, su esposo era golpeado a patadas y puñetazos por el vecino a quien iba dirigida la agresión.

El Alto Tribunal considera que no hay duda de que el golpe fue propinado por el propio esposo, pues así lo acredita un testigo de los hechos. Aunque un nieto del agresor puo después junto a la mancha de sangre de la víctima una maza que el dueño del tractor llevaba para construir el muro, el Supremo insiste en que el "hundimiento" del cráneo de la mujer, así como el resto de las lesiones que presentaba, fueron producidos por la azada de su esposo.

Por estos hechos, el hombre fue condenado a dos años de prisión por el intento de homicidio contra su vecino, otros dos por el delito de homicidio culposo contra su esposa. Además, la Audiencia Provincial de La Coruña le impus una indemnización de cinco millones de pesetas a cada uno de los cuatro hijos que tenía con la víctima.

Asimismo, el tribunal de instancia condenó a tres meses de arresto a su vecino, quien le ocasionó contusiones múltiples que precisaron suturas y una escayola, y tardaron 310 días en curar. También le ordenó pagarle una indemnización de 1.628.000 pesetas y los gastos médicos.