La intervención quirúrgica de carácter estético tuvo lugar el 17 de diciembre de 2004 y la mujer recibió el alta al día siguiente, prescribiéndosele un tratamiento consistente en analgésicos y antibióticos.

A partir del cuarto día del postoperatorio, a la paciente le apareció una gran inflamación en la zona operada y empezó a sufrir daños en ambos pechos, perdiendo el volumen de uno de ellos y parte del otro, además de la aureola.

Ante la falta de solución por parte del médico que la había operado, la mujer tuvo que acudir a otro cirujano estético, especialista en reconstrucciones, que le realizó una nueva operación el 14 de noviembre de 2005 para tratar de subsanar el problema. Sin embargo, la paciente aún no se ha recuperado por completo.

La sentencia considera que "la naturaleza de la intervención quirúrgica se incardina en la medicina voluntaria o satisfactiva, y en particular a la especie de cirugía estética, realizada para mejorar el aspecto estético de su cuerpo, lo que obviamente no consiguió".